-¿Qué es lo más característico de su papel en la obra?
-Es un personaje que por encima de todas las cosas es un fanfarrón muy chulesco y muy engreído. Miles Gloriosus de entrada un poco horripilante. Representa a ese tipo de personas que siempre han existido y que a día de hoy siguen existiendo. Esas personas que les da igual que se trate de una relación amorosa o de poder o de dinero, que siempre se creen un ser superior a los demás personas. Miles se piensa que está hecho a semejanza de los dioses y termina pagando un precio por tener esa creencia y esa actitud.
-¿Por qué pensaron en esta obra para representarla?
-Como productor y como actor, busco siempre hacer funciones que sean divertidas y que entretengan al público. Cada vez es más difícil entretener a la gente, de echo, de los mayores problemas que tenemos hoy en día los seres humanos es el aburrimiento, por ello queremos hacer funciones que entretengan con calidad. Además de proporcionar una pequeña reflexión sin ánimos de dar lecciones, para hacer que la comedia sea más útil que nunca como instrumento de cohesión social y educación.
¿Cómo ha sido trabajar con sus compañeros de rodaje?
Maravilloso. He repetido con algunos; Elisa Matilla, Ángel Pardo y Pep Anton. Juanjo Cucalón es una maravilla de actor y de persona, lo mismo puedo decir de David Tortosa, de Elena Ballesteros, de Antonio Prieto y luego la pequeña, Arianna Aragon, que ha sabido estar a la altura. Ha sido una experiencia fabulosa, los ensayos han sido muy divertidos y ahora lo que nos toca es disfrutar de la función entre nosotros.
-¿Qué aspecto considera que va a llamarle más la atención al público emeritense?
-Va a llamar mucho la atención la solución escenográfica que hemos adaptado que es tremendamente sencilla, pero a la vez muy evocadora y poética. La incorporación por sorpresa de música, a pesar de no ser un musical. Pero en general el tono de comedia y el ritmo frenético que tiene, es muy actual.
-¿Qué supone pisar por primera vez el escenario de Teatro Romano como actor?
-Siento una mezcla de sentimientos enorme. Una mezcla de emoción y acojonamiento. Es una gran responsabilidad, pero pisar la arena del Teatro Romano, es algo que no tiene precio.
