«Las actividades paralelas de la Bienal son, sin duda, un espacio para la difusión y la divulgación, la reflexión y la investigación, el intercambio y el diálogo en torno al flamenco, pero también un espacio para la exposición y la exhibición; en definitiva, como la propia Bienal: un espacio libre de creación». Y ahí, en ese otro territorio flamenco dentro del universo de la propia Bienal de Flamenco de Sevilla, Extremadura contará el próximo día 26 de septiembre con la oportunidad de seguir limando las piedras del camino que siempre supone ser reconocido y estar considerado. Chema Blanco (Belalcázar, Córdoba, 1965) director de la Bienal lo tiene claro: «Lo de Extremadura siempre lo miro y lo tengo en cuenta. Es una propuesta institucional que me pareció estupenda. Somos vecinos, me propusieron estos artistas y no lo dudé ni un momento. La Bienal de Sevilla tiene que acoger este tipo de propuestas de otros territorios».

De los artistas que habla son Celia Romero, Juanfran Carrasco, Esther Merino y Edu Hidalgo al cante, Manolín García a la guitarra, Fuensanta Blanco al baile y Cristóbal Sánchez a la percusión; la visión fotográfica para el espacio escénico/creativo de Diego Gallardo que, solo hace unos días, estuvo en Llerena dentro de las actividades programadas en el X Aniversario del Concurso de Cante ‘A la sombra del mudéjar’; junto a charlas ilustradas del flamenco más autóctono de la región que completan la jornada dedicada a nuestra tierra. A partir de las 22:00 horas es la cita extremeña el próximo mes, aunque la programación oficial dará comienzo el día 8 de septiembre con la entrega del Primer Giraldillo Internacional de Flamenco otorgado a la bailaora y coreógrafa Eva Yerbabuena. Prepárense. Arranca la Bienal a pesar de los polémicos y las polémicas. Pasen y lean. 

‘Giraldillo Internacional’ ¿Por qué ha querido dar esa vuelta de tuerca?

Lo de los ‘Giraldillos’ era una barbaridad. Una barbaridad que entraran en competencia un veterano con un artista que estuviera comenzando ahora. Me parecía algo absurdo; además había mucho lío con el jurado, con los espectáculos…, he preferido que quedara como un homenaje con una dotación económica de 10.000 euros en metálico que resuelve más: y sobre todo consiguiendo quitarle ese aire de concurso.

¿Qué es lo más complicado de ser el director de la Bienal?

Es complicadísimo porque no hay equipo suficiente para trabajar. El equipo de producción y prensa entran ahora, y el director de la Bienal trabaja solo prácticamente con tres funcionarios para coordinarlo todo. No hay un equipo de programación; más que difícil es que es muy cansado porque tienes continuamente la sensación de que no llegas y es una responsabilidad tremenda. La Bienal siempre parece que es el encuentro de flamenco más importante, que lo es, pero todo el mundo piensa que tiene otro tipo de estructura, pero no, la que tiene es básica. Yo me incorporé solo un año antes de Bienal; así es complicado.

¿Cómo se superan las críticas tan dañinas que ha recibido?

¡No, no, a mí no me importan! A mí esto me ha pillado viejo, ¡tampoco tengo yo una pretensión de ser el director de la Bienal eternamente! Estas cosas sé que llegan, pasan, y se acabó. Los que hablan son gente que no me conocen y que tienen una sola perspectiva en la vida. Ese tipo de crítica no me afecta, si me sientan mal es porque están criticando a la Bienal que es una institución de la ciudad. Hacen daño a Sevilla porque puedes estar de acuerdo o no con la programación o el director, pero eso no es motivo para esa crítica feroz. Me parece que es traicionar a tu propia ciudad.

¿Qué poder les atribuye a los críticos locales?

A ese tipo de críticos a los que se refiere no se les da párvulo ninguno. Son gente muy residual, todo el mundo sabe que están enfadados porque prácticamente hay que preguntarles la programación a ellos y pedirles opinión. Los artistas actuales ya no los tienen en cuenta, tienen en cuenta la crítica de profesionales con criterios, con conocimiento que saben que el flamenco está en plena evolución, y que esa evolución va a ser constante. Ahora, un señor que quiere que la Bienal sea como en los años 40…, ahora sí, lo que queda es el rastro. Si un señor con tan mala leche, rozando el insulto, hace una crítica de un espectáculo…, pues un señor de Finlandia no va a saber que ese señor es un crítico que no tiene ningún criterio y que solo lo hace para hacer daño. A mí me molesta por los artistas, por el daño que se les hace. Me gustaría que no les hicieran esas críticas feroces a los artistas, pero bueno, la gente de la profesión sabe que no tienen ningún sentido, es de risa; es una broma, vamos.

¿Alguna vez ha considerado tirar la toalla?

Hombre claro, se hace muy difícil todo lo que tiene que ver con la burocracia, la documentación, los retrasos en los concursos públicos te agotan y te causan mucha fatiga mental. Las cosas son difíciles y en una de esas bajonas se me ha pasado; pero uno tiene el pellejo duro y tiras pal’ante. Yo estoy muy cansado y cuando estás tan vulnerable lo piensas, pero al final echas mano de la responsabilidad; porque tampoco vas a dejar tirado a todo el Festival. Pero sí, da muchas ganas porque es muy fatigoso todo lo de la administración. 

¿Condiciona por tanto la administración al arte?

Pues a mí me da mucho coraje y he tenido muchas discusiones con funcionarios con responsabilidad por estos temas. Tú no me puedes condicionar; la burocracia no puede condicionar el arte. No puede ser que hagamos la función dependiendo de los papeles que se hayan entregado; pero es verdad que estamos muy constreñidos con la legislación vigente, es terrible. Es que muchas veces te mosquea porque ves que te condiciona. Hay espectáculos que no se pueden hacer porque tenía que sacar a concurso a una empresa de producción para que hiciera ese mismo espectáculo; pero ¿cómo va a ser? No me pueden obligar a que lo haga otra persona. Yo no voy a enchufar a nadie, pero quiero y sé que la producción es una labor artística, y un director tiene que estar acompañado de un buen productor. Pues nada, no se puede hacer, no ha habido manera. En cierta manera si, ¡esa es la lucha! que no exista ese condicionamiento.