El Periódico Extremadura

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la cultura que nos viene

La noche en blanco, la trama, el fresco

Espectáculo de la edición de 2019 de la Noche en Blanco, en Badajoz. Andres Rodriguez

En septiembre, se forraban los libros y se metía la mano en la nariz, porque hay pocos olores que me gusten más que el olor a libro nuevo (y a viejo, ya que estamos) -el de las rosas, el de la tierra mojada, algunas colonias que me recuerdan a gente-. Se acariciaban las gomas de borrar, se ordenaban los estuches, se forraban las carpetas: mis compañeras, con grupos de música. Yo, con una foto de la guerra de Vietnam que mostraba a dos soldados heridos (un fotón, por cierto) y que las hacía gritar. Septiembre ha sido siempre el inicio del año: no enero. Para los profesores sigue siéndolo y para los periodistas de radio y tele también: comienzan las nuevas temporadas: en Extremadura, siempre después del dia 8. Y además, yo tengo vacaciones, tras los meses de paliza veraniega del Festival de Mérida. Mi mes favorito siempre será noviembre, pero septiembre huele a nuevo. Al comienzo de las programaciones teatrales de sala, a los últimos conciertos al aire libre, a la llegada de las novedades literarias: acabo de recibir un correo de Cátedra con Tennyson, Joyce, Manuel Azaña y muchos otros. 

Esta tarde se inaugura, en la galería Ángeles Baños, la exposición ‘Dust do it’, de Ignacio Bautista, a las ocho y media. Y nos dice: «Todo está a punto. Más allá de la celebración, no hay nada que entender. Tiene que ver con una sensación, simple, imperfecta. Desapareció el hilo que unía las perlas y a pesar del humo, amaneció (sic) gatos pardos». Llega justo a tiempo para La Noche en Blanco, que se inaugura con el espectáculo ‘Volandum’, en la plaza de España, «con algo de riesgo», anunciaba la concejala de Cultura, Paloma Morcillo (menos mal que regresó y se ocupó de lo que mejor sabe hacer, añadimos). Habrá pasacalles, proyecciones, actuaciones de grupos y cantantes como Double Mars, Norha, Jazztabien, Emilio el Mago, Miriam Sáez, Willy Wylazo y muchos otros. Habrá exposiciones, pinturas murales colectivas en vivo y hasta un baile pictórico. En la Plaza San José, Teatrapo representará Circus. 

Y los niños tendrán su espacio, en la plaza de San Atón, con Los ratonautos y Pipo Pat y talleres donde aprenderán a construir un hotel para insectos, un cubo matemático, un muñeco naturpunky (no puedo esperar a ver qué es eso), y hasta aparecerán luciérnagas fantásticas. En San Francisco, para niños y mayores, también habrá circo, presentado por el simpar Maximiliano Stia en una sucesión de espectáculos organizados por la asociación Malabart. Y habrá un espacio dedicado al cómic infantil y juvenil. 

También habrá exposiciones, la presentación de El MUBA restaura y abrirán los museos, la catedral, la Iglesia de la Concepción y la ermita de la Soledad. Y se abrirá el edificio de la Giralda. Pases de moda, escapismos, más actuaciones musicales, conciertos en Santa Catalina, donde pueden ver la magnífica exposición de Santiago Ydáñez, ‘Luz verdadera’. Podremos ver Puerta de Palmas, subir a la torre de Espantaperros, a la de Santa María y a la de los Acevedos y visitar el edificio de la Galera, el yacimiento arqueológico del Alpéndiz, la Galería de Fusileros, el Fuerte de San Cristóbal y la ermita de los Pajaritos. Va a estar abierto hasta el Museo Veterinario y la diversidad estará representada con la instalación ‘Love is love’, a la que yo siempre añado que ‘sex is sex’, porque tampoco hace falta estar enamorado hasta los tuétanos para un revolcón. O eso creo recordar. 

Sobre las críticas que se hacen a la Noche en Blanco ya he hablado en varios artículos y, miren, yo después de los dos años de pandemia, no estoy para criticar nada porque me doy con un canto en los dientes con el hecho de que podamos acudir a los sitios sin mascarilla, o con ella el que la quiera, sin preocuparnos demasiado por si nos contagiamos o no (¿he dicho alguna vez que hay que defender la sanidad pública como si fuera una guerra? Sí, lo he dicho). Y de pronto pienso en Badajoz con toda la gente en la calle y me da un pellizquito porque, en fin, no se sabe lo que se echan de menos las rutinas culturales cotidianas hasta que no las abandonas. Festivales de teatro con el cien por cien de las butacas ocupadas, ‘El alcalde de Zalamea’, la Noche del Patrimonio… Todo lo que regresa este 2022: y las ganas, que también regresan. 

Los de Imago Bubo también han vuelto a salir al fresco para hablar de los temas que nos interesan: cine, cultura participativa y mucho más. Vayan esta tarde a las 20:30 horas a la Plaza de la Catedral para escuchar a la gente de MolinoLab y Amarillo 109. Molino Lab es un espacio de experimentación rural enfocado a la autosuficiencia. Así que lo mismo te hacen talleres de música que de técnicas agrícolas respetuosas con el medio ambiente y la biodiversidad. En Amarillo 109 gestionan y producen eventos y programaciones culturales adaptadas a las necesidades de entornos rurales o con una baja densidad de población y definen estrategias para instituciones públicas, empresas, asociaciones y fundaciones. «Toda iniciativa cultural contiene una trama narrativa», dicen. 

No podríamos acabar con mejor frase.

la perla

Llega septiembre, comienza un nuevo curso y qué mejor que apuntarse a clases de teatro. En Mérida y Badajoz, uno de nuestros más queridos actores, Pedro Montero, imparte desde octubre sus cursos: hay que mandar un correo a espaciopuenteromano@gmail.com y garantizamos la consecución de nuevas estrategias de afrontamiento de la vergüenza (lo dice la persona con más sentido del ridículo de la Tierra), aprender a improvisar, saber cómo construir un personaje, asistir a los entresijos de cómo se monta una escena teatral o una cinematográfica y, sobre todo, dos horas de risas. Vamos, que estoy deseando que llegue octubre para volver a amar los lunes, así que con eso lo digo todo. ¿Nunca se lo han planteado? Quizá es el momento. Es una decisión maravillosa.

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