Mucha gente, mucho arte español y muy buenas sensaciones de los galeristas marcan el inicio de ARCO: la feria abre este miércoles las puertas de su 42 edición rodeada de expectación y con una oferta que trata de captar el ojo del coleccionista internacional en detrimento de las piezas controvertidas o polémicas.

Las puertas de los pabellones 7 y 9 de Ifema se han abierto a las 11.00 de la mañana solo para profesionales y al poco los pasillos estaban llenos como si fuera un día de público general.

Este año, el entusiasmo y el optimismo de las galerías -211, una veintena más que en 2022- es notable. Todo apunta a que será la edición de la recuperación, tras varias marcadas por la pandemia y la guerra.

“El mercado español está un poco paradito, pero los coleccionistas latinoamericanos se han comprado casas de varios millones en España, que las decoran a todo meter”, comenta Juana de Aizpuru, fundadora de la feria.

La veterana galerista ha traído una oferta marcada por el color y las grandes dimensiones, con el ojo puesto en los coleccionistas latinoamericanos y Madrid como la nueva Miami europea.

Su pieza más grande es un lienzo de Federico Guzmán de casi 3,5 metros de largo por 2 de alto y vivos colores. También hay cuadros de Wolfgang Tillmans (2,40 por 1,80), Miguel Angel Campano (1,95 por 2,60) o Philipp Fröhlich (2,45 por 1,75), todos atractivos y de grandes dimensiones.

A la caza del coleccionista internacional

El mercado español está contenido, pero al coleccionista extranjero, especialmente el latinoamericano, no parece que le haya afectado la guerra, la inflación o los últimos coletazos de la pandemia.

Son los que se pueden permitir comprar algunas de las obras más caras, como la que ha resultado ser una escultura de Eduardo Chillida, 3,7 millones de euros, que trae Carreras Múgica y pesa 1.500 kilos. Otra suya, más pequeña, titulada "Puerta de Libertad I", cuesta 2,4 millones (galería Guillermo de Osma): el escultor vasco y Joan Miró se hacen este año con los primeros puestos de los precios más altos.

“La femme et l'oiseau”, de Miró, tiene un precio de 2 millones de euros (Galería Mayoral) y otro óleo de similares dimensiones, 1,6 millones (galería Leandro Navarro). Les sigue de cerca un Juan Gris de la etapa cubista por 1,3, una rareza para el mercado, y un Fernand Léger, "Nature Morte", que ronda los 900.000 euros.

También hay varios Tapies (un sillón en bronce, 380.000 euros), y las enigmáticas esculturas de Juan Muñoz, sobre los 800.000 euros. De cerca les sigue un dibujo de Richard Serra, 700.000 euros.

La escasez de obras de Chillida en el mercado y la aceptación de Miró por coleccionistas en todas parte del mundo han disparado sus precios, según los galeristas.

Lo que no hay es ni rastro de Picasso en la feria. Íñigo Navarro, que otros años ha traído obras del pintor malagueño, no ha conseguido ninguna por la cantidad de exposiciones organizadas con motivo del aniversario de su muerte, según ha explicado.

Todos los galeristas consultados se han mostrado entusiasmados por el nivel de los congregados: la feria ha invitado a cerca de 400 coleccionistas internacionales y 200 profesionales, un número récord en su historia. "El éxito de ARCO es atraer al coleccionista internacional y lo ha logrado", explica Íñigo Navarro.

Ni polémica ni arte político

La polémica ha desaparecido de ARCO. Un Picasso amortajado de Eugenio Merino de 2017 de la galería ADN acapara la atención mediática, más por la gracia que por la polémica en sí.

La galería barcelonesa ADN y la Max Estrella llevan varias piezas de marcado contenido político, como el neón protesta "Emosido Engañados" o un refugio de Eugenio Ampudia hecho con el "Guernica".

Mención aparte merece la presencia de la galería ucraniana Voloshyn, la primera galería del país que visita ARCO, que presenta a dos artistas ucranianos, Nikita Kadan y Mykola Ridniyi.

Durante las primeras semanas de la invasión, la galería, ubicada en un sótano, se convirtió en un refugio para los artistas y las familias de sus trabajadores.

Kadan empleó aquellos días en pintar con rabia y de manera desordenada una serie de cuadros (5.000 euros) con cera negra en los que se puede leer “Stop buying gas from fascist” (Dejad de comprar gas a fascistas), “Decolonize Rusia” (Descolonizad Rusia) y “Gas embargo on Rusia” (Embargo de gas a Rusia), entre otras consignas.

En una línea política, la galería José de la Mano trae una serie de cuatro piezas -no están a la venta, solo en exposición- hechas en la cárcel por Agustín Ibarrola, que las moldeaba con restos de pan que le daban sus compañeros y su propia saliva.

El artista vasco entró en la cárcel en el 1963, poco después de que el Equipo 57 se disolviera: allí trabajó con lo que pudo, con elementos como el pan, pero también pintando en las sábanas, explica Pepe de la Mano, dueño de la galería.

El galerista se muestra optimista por la cantidad de gente interesada en venir este año. A estas alturas otros años le quedaban todavía invitaciones, pero, en el primer día de la feria, no tiene ni una. "Hay muy buen nivel; se nota que los galeristas han puesto toda la carne en el asador", asegura.