Entrevista | Ayanta Barilli Escritora

"Ser la hija de Sánchez Dragó no me lo ha puesto más fácil"

La escritora italiana cree que la inteligencia artificial creará novelas formalmente correctas pero sin alma y corazón

Ayanta Barilli.

Ayanta Barilli. / Carlos Ruiz B.K.

Jorge Dávila

Confiesa que no ha querido leer nada relacionado con la reciente muerte de su padre. «Aún estoy pasando el luto y sé lo que me habría encontrado», puntualiza la hija de Fernando Sánchez Dragó y la italiana Caterina Barilli. La escritora Ayanta Barilli (Roma, 1969), finalista del Premio Planeta 2018, regresa con ‘Si no amaneciera’, una historia que cobra más sentido cuando el dolor lo invade todo.

Antes de empezar le traslado un mensaje de ánimo por la reciente pérdida de su padre.

Se lo agradezco mucho...

Supongo que él ha sido una especie de faro literario para usted.

Es una gran ausencia. Ambos compartimos un universo literario y esos recuerdos están muy recientes... Ser la hija de Sánchez Dragó no me lo ha puesto más fácil.

En este tiempo de luto no he querido leer lo que han escrito de él

Recuerdo verla fundida con él en un abrazo la noche que quedó finalista del Planeta en una «foto» que destilaba complicidad.

Mi padre creía poco en los consejos y por eso no los daba... A mí no me dio ninguno, pero los 54 años de vivencias literarias, primero como lectora y más tarde como novelista, se convirtieron en un aprendizaje por pura observación. ¡Nos entendíamos!

¿Está conforme con todo lo que se ha dicho de él en las últimas semanas?

[silencio] No he leído nada... No he querido hacerlo porque era un personaje mediático y en este duelo no me apetecía leer alabanzas y reproches. En un momento de luto no me quería derrumbar aún más leyendo reflexiones que no sé si conseguiría entender...

No sé si es una apreciación personal, pero tengo la sensación de que el contenido de ‘Si no amaneciera’ tiene más sentido que nunca.

Esto son sincronías y causalidades, que no casualidades, de las que por cierto él hablaba mucho... Este es un libro que he escrito en los últimos cuatro o cinco años para exorcizar un miedo que estaba vinculado con la desaparición de mi padre. Si no amaneciera (Planeta) cuenta las últimas 24 horas de relación de un padre [Manuel] y su hija [Anita]. Es una historia de recuerdos en la que un capítulo lo cuenta él y el otro ella. Parece más que evidente que se ha dado una coincidencia con lo que me ha ocurrido hace unos días, pero como todo esto forma parte del misterio de lo que no conocemos, lo único que puedo hacer es acoger esta trama con mucho amor.

¿Cree en el destino?

El destino es el carácter.

¿Vuelve con un mano a mano entre padre e hija?

Aunque hay dos personajes protagonistas que gestionan los capítulos, ésta es una novela absolutamente coral. La trama se vertebra alrededor de una conversación entre padre e hija pero hay personas que tienen cierta importancia para lograr sostener la historia.

Todas las familias están llenas de secretos

Usted es una autora que le gusta excavar en el interior de las familias, ¿no?

A mí la literatura que más me gusta es la que transmite emociones... Esta es la razón por la que elijo un argumento y, posteriormente, empiezo a desarrollarlo. Las familias están cargadas de emociones, de conflictos, de secretos... Ahí está todo lo oscuro y luminoso que enrolla nuestra existencia y, por lo tanto, es un terreno abonado para una buena novela.

¿Esos fantasmas que remueven el pasado existen en todas las estructuras familiares?

Sí, los fantasmas están conectados con el tiempo y en Si no amaneciera realizo un tratamiento del tiempo no como supuestamente lo entendemos, es decir, siguiendo un orden cronológico sino un orden en paralelo en el que se funden pasado, presente y un posible futuro...

¿Un final tan potente entre Manuel y Anita es una de las lecciones que nos dejó el confinamiento en la última gran crisis sanitaria?

Es posible, pero yo tengo la impresión de que nos hemos olvidado pronto de todo lo que ocurrió... La novela en sí no trata el asunto del confinamiento pero sí otro gran tema que es no mates al padre, sino conócelo. En muchas ocasiones no tenemos la oportunidad, ni la voluntad, de conocer realmente quién fue o es nuestro padre o madre...

¿No es exactamente lo mismo, pero hay muchas generaciones que crecieron sin sentir un abrazo o escuchar un «te quiero» de sus padres?

Sí, y en el caso de la figura masculina todavía más porque a una madre siempre se le escapa un apretujón o ese «te quiero», aunque éste sea insonoro. Esas muestras de cariño no son fáciles de gestionar, pero en este libro me centro en otras situaciones que se dan cuando todo está a punto de acabar: no es necesario llegar al final para ir mendigando entre las personas que mejor los conocieron cómo era tu padre o madre... Esas anécdotas y verdades hay que buscarlas en vida porque los padres están llenos de secretos hacia los hijos y éstos de mentiras con respecto a ellos. Derribar esos muros no es sencillo pero debemos conocer mejor las mentiras de los hijos y los secretos de nuestros padres.

¿Qué importancia tiene la lealtad y la memoria en este libro?

La memoria ha tenido un papel importante en mi obra a partir de Un mar violeta oscuro [Finalista del Planeta en 2018] o incluso un poco antes con los capítulos de Pacto de sangre. Guardar la memoria es algo importantísimo y en mi caso uso tinta china o indeleble para tratar que los recuerdos no desaparezcan jamás...

¿Perder la memoria por una enfermedad de salud mental es una de las situaciones más duras?

Es una muerte en vida...

Hablando de vida, ahora más que nunca recurrimos a la Inteligencia Artificial; ¿veremos pronto historias escritas por robots atrapando la curiosidad de los lectores?

Veremos historias formalmente correctas, pero sin alma. Si un libro no tiene corazón, nunca va a funcionar y eso es algo que no te va a dar jamás un robot.

¿Cómo está?

No le voy a mentir... Tengo una sensación agridulce y el vacío de no compartir con él este momento; el vacío de no disfrutarlo a su lado.