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La cultura que nos viene

Cine que no hemos visto pero veremos

Quién les iba a decir a los hermanos Lumiére que su invento genial iba a darnos una cultura común, unas historias que recorrerían el mundo, un deseo de expresión y una industria y festivales como los de noviembre. Viva noviembre. Qué maravilla el Fancinequeer y el FCIMérida, que repiten película

Zoe Saldraña, Selena Gómez y Karla Sofía Gascón, de la película ‘Emilia Pérez’.

Zoe Saldraña, Selena Gómez y Karla Sofía Gascón, de la película ‘Emilia Pérez’. / @selenaecumedia5/X

Qué viajazo. Eso salimos diciendo de Emilia Pérez cuando la vimos en el Fancinequeer. Qué viajazo. De dónde se habrá sacado Jacques Audiard ese guión. Qué enormidad lo que hacen Karla Sofía Gascón y Zoe Saldraña y Selena Gómez. Es la película del año: nosotros lo sabemos y espero que en la Academia de Hollywood lo sepan también. 

El Fancinequeer y el Festival de Cine Inédito de Mérida repiten película, por primera vez: por razones distintas, decía David Garrido, pero no sé cuáles serán esas razones, porque Pablo Cantero, director del Festival de Cine LGBTIQA+ de Extremadura, tiene como criterio indispensable que las películas que se van a proyectar tengan una cierta calidad. Realmente, no conozco a nadie con mejor gusto: es una de las pocas personas de las que me fío cuando me recomienda películas o libros. Él no puede decir lo mismo de mí, porque yo soy más ecléctica. El otro día bromeaba con Ángel Briz de que creo que fui la única persona, quitando a Emilio Luna, a la que le gustó ‘In fabric’, que pudimos ver hace unos años en el Festival de Cine Inédito también, cuando él estaba como programador.

Ahora es cuando digo que aumenten la subvención del Festival. Y el presupuesto de la Consejería de Cultura y de las partidas destinadas a cultura, que llevamos haciendo mucho en esta región con muy poco y mucha voluntad y mucho poner dinero propio y mucho riesgo.

Porque en el Festival de Cine Inédito de Mérida hay riesgo. Las películas no tienen campaña publicitaria: la que más han tenido han sido, precisamente, ‘Emilia Pérez’, por el campanazo que dio en Cannes, y ‘La guitarra flamenca de Yerai Cortés’. Las demás no, pero vamos mirando sinopsis y pensando: ‘A different man’ me la pierdo porque tengo otros compromisos, pero quiero ver ‘Black Dog’ por encima de todas las cosas (y tengo que ir a las nueve de la noche el lunes, porque el martes presento el libro de Israel J Espino en Caja Badajoz, en la Plaza Santo Domingo). 

‘Black Dog’, decía. Película china. Es la primera vez de absolutamente todos los directores en el FCIMérida. Este año no están Koreeda (yo le programaría una y otra vez) ni Kaurismaki ni Park Chang-Wook, pero vuelve el cine iraní. Black Dog, primero. Black dog, de Guan Hu. Un exconvicto regresa a su pueblo, semiabandonado, en los alrededores del desierto de Gobi, en el norte del país y en los días previos a los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008. Se llama Lang, allí apenas queda ya gente, pero sí muchos perros abandonados. Y establece una relación curiosa con un perro negro. Hace diez años pudimos ver White Dog y espero que no tenga mucho que ver con ella porque esa fue desasosegante (pero, ah, diez años después me acuerdo: eso es importante). Otra que me apetece mucho ver es la iraní, que habla de la tercera edad y de una viuda que está sola y conoce a un taxista que también está solo. Se titula 'Mi postre favorito'. 

No tenemos publicidad, decía, pero tenemos gusto. Y nos atraen también los documentales. ‘La marsellesa de los borrachos’ es una producción hispanofrancoitaliana dirigida por Pablo Gil Rituerto, que recorre las carreteras y pueblos del norte de España: «Siguen -se nos cuenta en la sinopsis- los pasos del viaje clandestino realizado por el grupo Cantacronache que en el verano de 1961, en plena dictadura franquista, recogió canciones populares de la resistencia». Por allí desfilan Nacho Vegas o María Arnau, por ejemplo. 

De Argentina llega 'El jockey', que suscita pasiones. Quienes la han visto en el Festival de Cine de San Sebastián o han entrado en ella con suavidad o piensan que es un despropósito, cosa que me suscita también curiosidad porque quiero ver en qué bando estoy yo. También tenemos animación, que es una constante en el Festival de Cine Inédito de Mérida, esta vez con dos películas: O estado de alma, en la que ha participado ‘The Glow Animation’ («siempre nos gusta poner algo extremeño», dice el director del Festival, Ángel Briz -sé que hay confusiones con esto: dirige Ángel Briz, pero programa David Garrido-. Lo hacen con ’La película de los caracoles’. La película de los caracoles es ‘Memorias de un caracol’, de Adam Elliot, un artesano delicioso y un maestro del stop motion. Solo tienen que ver Mary and Max, que es de una delicadeza y de una maestría tremendas. 

Y así, con cine y más cine, noviembre se transforma en el mes en el que todo el mundo, de muchas nacionalidades distintas, nos reúnen en torno a un espacio común para contarnos una historia que hable de nosotros o que nos trascienda y nos explique. No me digan que no es tremendo.

La perla

David va a sacá un disco

David tocaba el piano y se encerraba en su cuarto, solo, «dejadme, que estoy tocando» y tocaba, todo el día. «Ese niño tiene que grabar algo», deseaba Eugenia, la madre de María. Y David sacó un disco y el disco tenía una canción, que se llamaba Orobroy, cuya letra compuso su padre, Pedro Peña, y de pronto comenzamos a escucharla por todas partes y David cogió el apellido de la Doña, de Antonia Dorantes. Y como Dorantes viene a Mérida mañana. «Viene David», le dijo a Eugenia. Hace meses que tengo las entradas.

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