La tormenta en el Cáceres Patrimonio de la Humanidad amaina aparentemente. Gustavo Aranzana pidió ayer perdón --tanto en privado como en público-- a Juan Sanguino por sus declaraciones posteriores a la derrota (80-76) del viernes ante el Palencia ("no ha estado duro y no ha cogido un rebote"), aunque las consideró más bien "un malentendido". El asunto causó malestar en la directiva y en parte de afición, que ven injusto que se mencione a un jugador que apenas estuvo dos minutos en pista, aunque la reacción del club siempre se produjo en privado.

La web oficial de la entidad sí recogió a media mañana las excusas públicas del entrenador: "En primer lugar pedir disculpas y perdón a Juan Sanguino si se ha sentido ofendido y también al club y a los aficionados. Nunca he querido ofender a nadie". Según su versión, en la rueda de prensa en Palencia lo único que hizo fue "un análisis de los jugadores" cuando se le preguntó.

Aranzana parece confirmar la versión de que estaba demasiado caliente cuando compareció ante los micrófonos por la remontada local de 14 puntos en el último cuarto. "Si hay algún responsable del malentendido, ese soy yo. Soy una persona vehemente y vivo la competición con mucha intensidad, estaba quemado por el resultado como máximo responsable del equipo porque lo único que queremos todos es ganar y se nos acababa de escapar un partido importante", añade.

"RELACIÓN EXCELENTE"

Lo que más le interesa dejar claro es que "nunca" a va a "culpar a ningún jugador" y "mucho menos a Juan Sanguino que, con su ética de trabajo, aunque no participe mucho en el juego, no puede sentirse responsable en absoluto". Llega a decir que sus declaraciones "se han sacado de contexto" porque, argumenta, "quise manifestar un análisis del juego interior y más con el problema de la lesión de Justin Sedlak". Tras reiterarse en las disculpas, asevera: "Nunca he faltado el respeto a ningún jugador ni jamás lo haré. Mi relación con los jugadores es excelente y lo único que queremos es ganar partidos".

POSIBLE ADIOS

Aranzana maneja ahora otra preocupación extra, aparte de la preparación del partido del viernes ante el Huesca. Puede que tenga que buscarse un nuevo ayudante, ya que el actual, el entrenador local Mario Segalás, tiene abierta la posibilidad de irse en los próximos días a la liga de Benín como máximo responsable de uno de los principales equipos de este país del oeste de Africa.

El Cáceres no ha comunicado nada oficialmente y, por precaución, Segalás tampoco va a aclarar nada hasta que no se culminen las conversaciones, si es que finalmente es así. De hecho, continúa con aparente normalidad su trabajo y ayer estuvo presente en las sesiones de entrenamiento y en la sede del club.

La duda sobre quién le sucedería como mano derecha del primer entrenador prolifera. Las opciones de casa son Arnau Moreno, técnico del filial de la Liga EBA, y Roberto Blanco, que es al tiempo tiempo su 'segundo' y el entrenador del equipo junior. También existe la opción de contratar a alguien de la confianza directa de Aranzana.