Hay un algo del primer José Manuel Calderón en Devon Van Oostrum: exuberante físicamente, dotadísimo en la técnica individual, generoso con el balón en las manos... pero algo inmaduro, precipitado. Así es que el británico, cedido por el Caja Laboral, tendrá en Cáceres --como el año pasado en Tarragona-- su particular escalón hacia el éxito. La mayoría de los análisis le señalan como el mejor base europeo de su (escasa) edad, un director de juego de unas posibilidades inmensas que, además, ya no pagará la novatada del debut en la categoría.

Van Oostrum es incluso mejor que aquel Calderón que empezaba en un aspecto: ataca mejor y con más decisión el aro. Carlos Frade le ayudará a aprender el oficio y, aunque con limitaciones, le enseñará mejor el oficio. Todos saldrán ganando si es así.