Tres victorias y siete derrotas. Camino del esprint final de la primera vuelta, el examen individual del Cáceres en lo que va de temporada mezcla algunos aprobados altos con otros sonoros. Quizás cualquier análisis uno a uno sea relativo cuando se tiene en cuenta que su entrenador, Carlos Frade, es de los que piensan que el desgaste de la célula es el vigor del organismo, que el equipo está muy por encima de todos los jugadores. De absolutamente todos.

Bases: El genio 'DVO' ysus dos contrincantes

Causa cierta curiosidad morbosa rascar en la relación entre Frade y Devon Van Oostrum. Nadie puede asegurar a ciencia cierta que sea mala, aunque hay algunos síntomas de que no es la mejor posible. Da la impresión de que el técnico no quiere que se le desmande el que es, indiscutiblemente, el jugador de más proyección de su plantilla. 'DVO' ha dado destellos de su ingente calidad (10 puntos y 2,6 asistencias), pero apenas ha sido titular en un par de partidos, a menudo censurado por Frade por su mejorable rendimiento defensivo.

Aún así, ha sido con diferencia el base más utilizado de los tres. Richard Nguema ha salido de inicio normalmente, pero su papel ha resultado más solvente en zona defensiva que en la ofensiva. Mejorables porcentajes de tiro para sus 4 puntos por partido (47% en los de dos, 38% en triples y un pésimo 55% en libres).

José Antonio Medina ha contado con pocas oportunidades (casi 5 minutos en cada uno de sus 8 partidos jugados), aunque seguramente más de las que podía imaginarse teniendo por delante dos jugadores de mucho mayor prestigio que él. A Frade parece agradarle su despliegue y descaro.

Aleros: Hobbs, la gran decepción por ahora

No es que destacar en la segunda división de la NCAA suponga un pedigrí enorme, pero se esperaba bastante más de Braydon Hobbs. Promediar 3,2 puntos con 22% en triples hubiese provocado probablemente el corte del americano de turno en otra época. Ahora hay que seguir trabajando con él y, desde luego, rezar.

Sus bajísimas prestaciones han desequilibrado la posición de alero, en la que sus compañeros están cumpliendo más que decentemente.

A juzgar por la calidad técnica y física que deja claras, a Antonio Peña, que ayuda en ocasiones como pívot, se le puede imaginar un futuro brillante. Quizás se le puede reprochar cierta frialdad en sus acciones, pero también se deja ver en él un jugador de superior categoría (9,3 puntos y 3,9 rebotes con casi un 48% en triples).

Por su parte, Pedro Robles está aportando la dosis de veteranía que se le pedía, adaptándose además a un estilo dinámico que no se corresponde con su declive físico. Pero no parece haber pasado un año por él en el tiempo que lleva en Cáceres, firmando promedios prácticamente idénticos a los de la pasada campaña (8,9 puntos en 22 minutos). Su presencia en las jugadas finales es obligatoria.

Todavía por asentarse del todo, también ha ofrecido momentos prometedores Alex López, confirmándose como un todoterreno que no busca el lucimiento personal. Es, aparentemente, el jugador que mejor entiende los postulados de Frade. Muy completo y omnipresente con sus 4,9 puntos, 1,8 rebotes y 1,9 asistencias y 1,6 robos.

La inclusión de Tomas Kyzlink, un joven checo cedido del Estudiantes, también hay que entenderlo como un intento del técnico por no permitir que nadie se crea con el puesto ganado. Solo ha saltado a pista en tres encuentros, sin nada llamativo pero muchas ganas.

Pívots: Póker pequeño y complementario

El Cáceres sufre cuando enfrente hay un pívot grande, de más de 2,10. El único jugador de ese tamaño que tiene, Josh Duinker, no es precisamente un interior de brega ni que intimide. A menudo sale a tirar fuera e intenta ganarse sus canastas a base de técnica individual. No es un crack , pero la mayoría esperaba menos de los 8,5 puntos y 4,8 rebotes que asegura por noche.

Los rebotes los coge el equipo más por fuerza y posición que por otra cosa. El ejemplo claro es Olu Ashaolu, que apenas llega al 1,96 y que se basa en su tremendo salto para luchar contra los gigantes de la LEB Oro. Alcanza los 11,8 puntos y un gran 58% en tiros de campo, pero naufraga lamentablemente en los tiros libres (53%), sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de faltas que saca.

Roberto Morentin es el equivalente de Pedro Robles en el interior. Reencontrando sensaciones de líder --en los últimos años había sido un especialista en los grandes de la liga--, se ha convertido en el máximo anotador del equipo con 12,1 puntos (y 62% en tiros de dos). A su repertorio debe incorporar una mayor regularidad en el triple (25%). Empata con Ashaolu como máximo reboteador (5,5).

No estaba superando los doce minutos por partido, pero la baja en el último mes de Miguel Lorenzo (4,7 puntos y 2,8 rebotes) ha supuesto un contratiempo. Estaba en una línea ascendente cuando se rompió el tabique nasal y sufrió un esguince. Se ha visto que no huye del choque. El equipo confía en tenerle de nuevo pronto.