En el Diocesano se sienten como ese padre satisfecho por la buena educación que ha dado a su hijo, pero a la vez triste porque gracias a ese buen trabajo ha llegado el momento de que el pájaro vuele del nido. El equipo cacereño pierde a otra de sus joyas, señal de que su labor de formación está siendo correcta. El juvenil José Pedro Gil Rodríguez (Zalamea de la Serena, 1996) se marcha al Villarreal para seguir peleando por el futuro que se ha marcado, ser futbolista profesional. Dotes tiene y cabeza, eso que tantas veces falla, parece que no le falta.

José Pedro sigue en el Diocesano los pasos de Jorge Franco Burgi (ahora en el Real Madrid Castilla), Isma Cerro (juvenil del Madrid) o Carlos Alberto Carrasco Teto (Valladolid) y se marcha a una cantera de Primera, la del submarino amarillo , por la que hace unos años pasó el cacereño David Rocha. Valencia, Espanyol, Sevilla o Levante también han estado detrás del delantero del Dioce , que optó por el Villarreal "porque es una de las mejores canteras de España".

La decisión no fue fácil, sobre todo porque la madre quería estar segura de que el lugar en el que iba a estar su hijo era el más adecuado. "¿Las instalaciones del Villarreal? Una pasada", dice José Pedro, que aún tiene por delante otro año de juvenil.

18 goles esta temporada

Después de jugar en el equipo de su localidad y en el Gimnástico Don Benito, en el verano del 2012 José Pedro llegó al Diocesano. Su primera temporada fue muy irregular, no acababa de cuajar y su participación era intermitente. Pero las cualidades estaban ahí y Adolfo Senso, el técnico del equipo juvenil, confiaba en hacerlas aflorar. En la segunda campaña ha despuntado. Sus 18 goles con el Dioce en División de Honor de juveniles y el gran interés despertado en muchos equipos de Primera lo confirman. Entre medio, "trabajo, mucho trabajo".

"Gracias al Diocesano, ahora soy más rápido, he mejorado mi forma física (antes los partidos se me hacían muy largos), he aprendido a definir...", dice José Pedro, al que desde el club definen como uno de los jugadores que más ha evolucionado. La clave de todo, el sacrificio. "Sabe que para llegar a ser futbolista profesional hay que renunciar a muchas cosas y está dispuesto a hacerlo", dicen.

Tímido, aunque no demasiado, este estudiante de segundo de Bachillerato confiesa no tener ningún referente en la élite. Y quizás ahí esté otra de las claves de su forma de ser. Para él, el buen trabajo no es una labor individual, sino de equipo. Los éxitos son de todos, los fracasos también. "Ser futbolista es algo más que ser famoso, por encima de todo debe estar el equipo", dice José Pedro, que añade que "en el Diocesano me han hecho más persona, aquí somos como una familia".

Sus palabras de elogio para el Diocesano no acaban, pero tampoco olvida a otros entrenadores fundamentales en su por ahora corta trayectoria, Santi Tamayo y José Luis Sardina en el Zalamea o Jonathan Montalvo en el Gimnástico ("él fue el que me ayudó a llegar al Dioce".

Ahora, este delantero ilipense espera poner un gran broche de oro a una temporada "perfecta" (del Diocesano, no suya) con la selección extremeña juvenil, con la que desde el viernes disputa la fase final del Campeonato de España en Navalmoral de la Mata. El viernes buscará la final ante el combinado de Aragón. Cataluña y Valencia estarán en la otra semifinal. El pondrá su granito, pero tiene claro que la clave debe ser el equipo.