"Fuera del fútbol, no estoy en venta". Con este mensaje (en francés) en su camiseta, el centrocampista del Valencia Geoffrey Kondogbia finalizaba un partido en el que había sido el claro protagonista. El jugador francés de origen africano lideró a su equipo hacia una nueva victoria (0-2 frente al Espanyol) que permitía al conjunto ché seguir la estela al Barça. Pero su cabeza estaba en otro lugar, estaba en Libia.

Por eso, al finalizar el encuentro no dudó en sacarse la camiseta y mostrar su mensaje al mundo. Como tampoco dudó en repetirlo en sus redes sociales. Allí fue todavía más claro."La rebelión está en marcha. Apoyo a las personas explotadas en Libia. Libertad", dijo.

Con su gesto, el fútbol volvía a ser más que un deporte, volvía a ser un referente moral. Kongodbia se solidarizaba con las personas subastadas en Libia, algo que no es nuevo pero que ha quedado retratado esta semana en un documental de la CNN. En él, se puede observar una puja de personas. "Hombre fuerte para trabajar", dice un libio colocando su mano sobre el hombro de un subsahariano. A partir de ahí, los dólares, las manos y los gritos empiezan a proliferar hasta que alguien se hace con la propiedad del subastado.

Deporte al servicio de la sociedad

Después de la caída del régimen de Gadafi en 2011, el comercio de esclavos subsaharianos y la trata de seres humanos se han convertido en uno de los grandes negocios del tráfico en Libia. Según testimonios de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), los subsaharianos que llegan a Libia logran sobrevivir en pequeños centros de detención que suelen estar masificados y donde reciben torturas, malos tratos y vejaciones constantes.

Hasta ahora, el mundo lo sabía pero callaba. Las ONGs denunciaban pero no recibían respuesta. No había material gráfico y las palabras, al final, se las acababa llevando el viento. Con el reportaje de la CNN todo ha cambiado, el mundo lo ha visto y como dice Kondogbia, "la rebelión está en marcha".

Ante la crueldad de las imágenes y el mensaje de denuncia de la cadena anglosajona, las reacciones no tardaron en llegar. Y como ya sucediera en Estados Unidos con Colin Kaepernick y los jugadores de la NFL arrodillándose ante el himno del país en protesta por la violencia policial contra los afroamericanos, el mundo del fútbol africano ha querido unirse en contra de la esclavitud.

Un gesto para la lucha

Kondogbia mostró un mensaje al mundo con su camiseta, pero no fue el único. En la jornada futbolera de este fin de semana, Paul Pogba del Manchester United y Cheick Doukouré del Levante se unieron a la lucha contra la esclavitud celebrando sus goles con los brazos unidos simulando tener las manos encadenadas. Un solo gesto. Mirada al frente y brazos unidos en un momento de euforia. Así es como decidieron liderar una lucha que no es suya, sino del mundo; con un gesto que transciende resultados, equipos y colores.