Marcelino García Toral tenía muy claro que quería que su mediocentro de referencia en esta primera campaña en el Valencia fuera Geoffrey Kondogbia (Nemours, 1993) y no se equivocó. Él es el incansable motor del rival del Barcelona este domingo. Tras su temprana explosión en el Sevilla, siguió creciendo en el Mónaco, al que llegó por 20 millones y del que pasó al Inter de Milán por 36. La llegada al banquillo italiano de Frank De Boer cambió por completo su situación en ese club, "No escucha", dijo el holandés. "Me humilló", aseguró el mediocentro, que tomó la decisión de cambiar de aires. El Valencia ya le tentó en enero pero la cesión no cuajó. Pero la llegada a Mestalla de Marcelino y una llamada personal del técnico al jugador acabaron de decidirle.

Luciano Spalletti, el nuevo técnico del conjunto milanés, estaba empeñado en quedárselo y Kondogbia, que ya se había atado emocionalmente con Marcelino, no dio marcha atrás e incluso se plantó, un gesto que dicen le costó una fuerte multa. Pero finalmente la compleja operación que debía llevarlo a Mestalla se cerró: Murillo llegó al Valencia traspasado, Kondogbia cedido pero con una opción de compra de 25 millones y Cancelo se fue a Milan a préstamo con una opción de 35 millones. Y lo que en verano parecía un brindis al sol, pues nadie esperaba la temporada que están haciendo el equipo y el propio jugador francés y que el Valencia se planteara ejercer ese derecho de compra, ahora no se descarta ni mucho menos. Fijo en los planes de Marcelino en la dupla con Parejo en el centro del campo lleva ya tres goles esta campaña y el primero lo hizo el mismo día de su estreno ante el Real Madrid.

De hecho, el Valencia ya tiene cerrado el contrato de cuatro campañas que le haría. De largo recorrido en el campo y con llegada al área contraria, en el club hablan maravillas de su ética de trabajo. Otra vez el compromiso.

MANOS ESPOSADAS

En el vestuario le ven abierto y simpático y, sobre todo, con personalidad. Lo demostró hace unos pocos días en el campo del Espanyol, en el que tras marcar uno de los goles de su equipo, se unió las manos como si las tuviera esposadas en solidaridad con los emigrantes africanos subastados en Libia. La acción la completó después con un segundo mensaje en las redes sociales ("La rebelión está en marcha. Apoyo a las personas explotadas en Libia #Libertad") y con el lema que dejó ver en la camiseta interior que llevaba bajo la elástica blanquinegra. "Fuera del fútbol, no estoy en venta".

Nacido en una pequeña localidad del norte de Francia, sus padres son de la República Centroafricana y en ese país tiene su base de operaciones la fundación que montó hace un año. De momento, Kishan, que es como se llama la fundación, ha centrado sus esfuerzos en una escuela de Zila, uno de los barrios de Bangui, la capital. Pero su idea es recaudar dinero en Europa para extender la ayuda a todo el país y no sólo focalizarla en la educación sino también en la sanidad. Una muestra más de su capacidad de compromiso.