Roberto Blanco lo lleva diciendo estos días: su misión en el Cáceres Patrimonio de la Humanidad es sacar la mejor versión de cada jugador y poner la individualidad al servicio del colectivo. Afronta un trabajo hercúleo porque si ganas solo cinco partidos de 17 y eres penúltimo, es que hay muchas cosas que no están funcionando bien.

El peor ataque de la liga y el viejo objetivo de correr

El Cáceres mejoró un poco después de un inicio de temporada en el que le costó extraordinariamente anotar, pero ha sufrido una recesión. No ha pasado de 65 puntos en los tres últimos partidos y promedia 68,6, la peor cifra de la liga.

Esto no solo puede achacarse a los porcentajes, que no son del todo malos (47,3% en tiros de dos y 33,8% en triples), sino en un ritmo de juego muy bajo, con posesiones muy largas. La vocación en pretemporada era defender, rebotear y correr como locos, pero poco de eso se ha ido cumpliendo a medida que se iban cambiando las piezas de la plantilla. El objetivo de Blanco es retomar un tono alegre, buscando la canasta con rapidez para evitar el atasco en estático que se está evidenciando muy a menudo.

Es increíble lo poco que va a la línea de tiros libres este equipo: apenas 11 veces por partido, aunque con gran acierto (78,2%). Es el peor y el mejor dato de la liga. Resulta obvio que hay que sacar más faltas siendo agresivos de cara al aro.

Defensa y rebote, claros déficits que mejorar

En parte porque en sus partidos hay menos tiros, la estadística en puntos encajados tampoco es mala. Está ahora 75,2 puntos, por debajo de muchos equipos que están por encima. Pero muy a menudo sufre lagunas defensivas que le llevan a encajar fuertes parciales con enorme facilidad. El equipo sufre enormemente en muchos cambios de asignación y carece de un ‘3’ alto que pueda emparejarse con jugadores similares.

El rebote sí que es un drama: con 28,8 por encuentro, solo el colista Prat está peor (28,1). Son varios los encuentros en los que el Cáceres ha cogido de 10 a 20 menos que su oponente, con lo que se hace muy complicado sumar victorias. Ofrecer segundas y terceras opciones no es el mejor camino. El mejor dato, bastante discreto, lo tiene Víctor Serrano (5,6 por encuentro). El problema se agrava cuando se juntan los dos interiores reservas en pista: tanto Angelo Chol como Johan Kody están en 2,9. Nadie duda de que, cuando tarde o temprano se refuerce la plantilla, será con un pívot.

El ansiado regreso de Andy Mazurczak, ¿la solución?

Ñete Bohigas se ha pasado toda la temporada mencionándole. Incluso en su despedida. Según él, con Andy Mazurczak sano, todo hubiese sido distinto. Pero primero se rompió un metatarsiano y, tras cuatro meses y una breve reaparición, sufrió una pequeña rotura fibrilar. Dejó buenos destellos en los dos partidos que jugó y todos hablan maravillas de su clarividencia ofensiva, lo que le ha dado una aura de salvador.

Blanco ya advertido de que no todo pasará por él, poniendo de relieve que se trata de un jugador de calidad que tiene que encajar aún en el escenario global de un equipo con dificultades. Parece que el polaco sí asegura más tiro exterior y lectura del juego en estático... pero no deja de ser un misterio.

La conexión personal con varios jugadores vitales

El anterior entrenador presumió hasta el penúltimo día de que controlaba el vestuario y de que los jugadores estaban con él. En el episodio de cómo se produjo su destitución no está tan claro que eso haya sido así e incluso algunos de ellos, consultados por la directiva, habrían cuestionado su trabajo.

Más allá del baloncesto, limpiar ese posible ambiente negativo que siempre ocasionan las reiteradas derrotas es otra de las misiones de Blanco, que también se precia de su conexión con varios ‘pesos pesados’, como Guille Corrales y Luis Parejo. Con este último hasta llegó a compartir piso hace unos años.

La permanencia pasa por fortificar el Multiusos

Como buen hincha del Atlético, el técnico se ha apuntado ya al «partido a partido» del ‘Cholo’ Simeone, pero seguro que con un ojo también hace cuentas para salir de la zona de descenso. Para estar fuera de los tres últimos al final de la liga regular habrá que ganar al menos siete u ocho partidos en la segunda vuelta, dependiendo, por supuesto, de lo que hagan los demás.

Recuperar el Multiusos como fortín será clave, empezando por el viernes ante el Barcelona B. El calendario es, en teoría, menos exigente que fuera, ya que después se recibirá a Castelló, Huesca, Valladolid, Palma, Bilbao, Ourense y Granada.