Un protagonista secundario del cambio de entrenador en el Cáceres Patrimonio de la Humanidad es Chema Gallego, un joven técnico que pasa a dirigir al Torta del Casar, filial en EBA. Hasta ahora era ayudante de Roberto Blanco, a quien seguirá echando una mano en la preparación de los partidos del primer equipo junto a Sergio Martínez. Pero su principal tarea será ayudar a progresar a los jóvenes en la vecina localidad casareña.

Hoy mismo el Torta recibe al Benahavís (18.00 horas), ya con Gallego tomando las riendas definitivamente, algo que ya había hecho de forma provisional antes, en algunas de las ausencias de Blanco. Se trata de un entrenador nacido en Cáceres hace 31 años que ha estado vinculado durante la mayor parte de su trayectoria al ADC, al que dirigió en Primera Nacional extremeña. Se decidió a cambiar de acera el pasado verano en parte por su buena relación con el ahora entrenador del Cáceres, con el que compartió piso hace dos años.

«Va a ser un versión muy continuista respecto a lo que hacíamos con Roberto. Por las circunstancias se ha hecho esta reestructuración. Intentamos mejorar a los chavales de la casa y que en un futuro tengan minutos de calidad en LEB Oro», comentó ayer, cuando definió como «una oportunidad para mejorar y una experiencia más» el desafío que encara, «nunca un marrón».

Y es que los resultados no son exactamente lo primero en el Torta del Casar, en el que curiosamente también tiene ficha de jugador para completar el cupo necesario. Por ahora es octavo en un grupo de diez con solo tres victorias. Gallego indicó que «el club tenía que apostar por esto» y calificó la estructura como «buena», pero pidió que la idea de un filial en EBA tuviese recorrido, «no solamente por un año».

«Los jóvenes tienen que saber que el camino es difícil. En esta competición hay equipos muy experimentados. Yo les pido que entrenen, que se centren y que disfruten del baloncesto, que no se frustren porque con estas edades quieren llegar demasiado rápido arriba», agregó.

Licenciado en Educación Social -echa una mano en la residencia para canteranos instalada en el colegio San Antonio-, no le importó ‘mojarse’ cuando se le preguntó por el relevo en el banquillo del Cáceres. «Ha sido un acierto. Roberto ha dado un cambio bastante grande al primer equipo solamente en las dos semanas que lleva. Se necesitaba», espetó.