Que el Cacereño se ha reforzado bien en el mercado invernal es un sentimiento unánime en la grada del Príncipe Felipe. Que las cuatro incorporaciones (Carlos Martínez, Carlos Andújar, Dani Muñoz y Gabri) le han permitido dar un importante salto de calidad, tampoco. «Es el mejor equipo de los últimos años», se escucha con frecuencia entre los aficionados. Como prueba, el banquillo repleto de titulares que jornada tras jornada se sienta junto al técnico Adolfo Muñoz. Pero los números, de momento, están siendo peores que en la primera vuelta. Si en las primeras nueve jornada del campeonato sumó el 92,6 por ciento de los puntos (25 de 27), en las nueve que se han jugado de la segunda ese porcentaje ha descendido hasta el 66,6 (17 de 27), una considerable disminución que ha provocado la pérdida del liderato en favor del Mérida, con un peor rendimiento en los nueve partidos iniciales (74% de los puntos sumados), aunque siendo más regular en el inicio del 2019 (77,7% ahora).

Esos peores números del Cacereño han ido aparejados a un descenso en el poder goleador (20 tantos en los 9 primeros partidos, donde hubo una goleada de 7-0 al Llerenense, y 17 entre las jornadas 20 a 28) y a decisiones arbitrales muy cuestionadas por el club verde. Hay tres partidos donde el CPC ha perdido puntos: Arroyo (0-0 en casa), Plasencia (0-0 a domicilio) y Olivenza (1-1 en el Príncipe Felipe), y en todos el equipo cacereño se ha sentido ‘víctima’ de algún error. Ante Arroyo y UPP se le anuló un gol por supuesto fuera de juego, mientras que contra el Olivenza la polémica estuvo en una amarilla que vio el portero Ciga en el minuto 36 que podría haber sido roja por la dureza de la entrada sobre Carlos Andújar. «Bajo mi punto de vista es expulsión clara del portero, hubiera marcado el partido», dijo después Alberto Delgado, capitán del Cacereño ese día.

El que acabó el encuentro con un jugador menos fue el CPC por la doble amarilla que vio Rodri, una sensible baja del conjunto verde para visitar este domingo a u Montijo, que hace un mes castigó duramente al Moralo.