Empezó en el balonmano casi por casualidad, jugando en los recreos del Colegio Paideuterion de Cáceres y siguiendo los pasos de su hermano. Pero la próxima temporada jugará en la Champions. Es Ana Belén Palomino (Cáceres, 14 de diciembre de 1996), que acaba de fichar por el campeón de la máxima categoría del balonmano femenino español, la Liga Guerreras Iberdrola, el Rocasa Gran Granaría. Tiene solo 22 años y una larga carrera por delante, pero también mucha experiencia bajo los palos de una portería.

Es la primera extremeña en la élite del balonmano femenino, donde está desde hace cinco años, cuando se marchó del Paideuterion -su colegio, su club y donde con 10 años empezó a jugar- para seguir progresando. Era un requisito imprescindible. Lo sabía y asumió el paso como algo natural. Con 17 años se fue a León, al Cleba, donde el primer año tuvo ficha del filial, aunque jugó en División de Honor (hoy Liga Guerreras Iberdrola). «Creo que jugué un solo partido con el segundo equipo, y porque coincidía en la misma ciudad el mismo fin de semana», rememora Ana Belén.

De ahí, a Ibiza, al Puchi, donde estuvo un año. La última temporada ha jugado en el BM Castellón y la próxima, en el Rocasa, campeón de la última edición de la liga y la Copa EHF Challenge, la segunda competición continental. «Me dijeron que el Rocasa me iba a llamar, pero yo no me lo creía, pensé que era una broma», dice ella, entusiasmada por la gran oportunidad que tiene para seguir creciendo.

Pelear por el puesto

En Gran Canaria Ana Belén coincidirá con la que ha sido su referente durante muchos años, la veterana Silvia Navarro (39 años), eterna portera de la selección española. Es un espejo, «un ídolo, alguien de quien espero aprender mucho», añade la cacereña, asumiendo que tendrá que pelear mucho para ganarse cada minuto en pista. «Está claro que Silvia está por delante y, aunque tenga 39 años, parece que tiene 20. Ella no va a dejar el balonmano porque sea mayor, lo dejará cuando quiera hacer otra cosa».

Nada de eso le resta un ápice de ilusión al reto que tiene por delante. Tampoco que a pesar de llevar cinco años en la élite y a la progresión de esta competición tras la entrada del patrocinio de Iberdrola sea difícil, o prácticamente imposible, vivir de ella. «En la liga apenas habrá diez jugadoras que pueden vivir de esto», explica. Ella, estudiante de Educación Primaria (tras pasar un año por Ciencias del Deporte, que no le entusiasmó), ha compatibilizado el balonmano con algunos trabajos de verano y así ir pagándose algunas cosillas: el carnet de conducir, un ordenador...

Internacional

La primera llamada de la selección la recibió con 15 años para disputar dos partidos en Suiza. Desde entonces acumula 30 internacionalidades, todas con las categorías inferiores, y ha estado en un Europeo y un Mundial júnior. También fue convocada en una ocasión por la selección B, una especie de filial (hoy selección universitaria) de las Guerreras. Pero se tuvo que volver a casa. Tenía roto el cruzada y durante cuatro meses había estado jugando así. «Yo no me quería ir, le decía al médico que no, que yo podía jugar así, que estaba jugando con mi equipo». Se quedó con la miel en los labios y ahora pelea por recibir algún día la llamada de la absoluta. «Hace falta mucho trabajo, ahora mismo hay muy buenas porteras». De momento, ella se ha situado en un gran escaparate.

Agilidad, reflejos y «no tener miedo» son las principales cualidades que debe tener una guardameta de balonmano, que utiliza todo su cuerpo como barrera para evitar que el balón entre en la portería. «¿Un poco locos los porteros de balonmano? No sé, lo que uno quiere es parar la pelota y no piensas con qué parte del cuerpo lo hacer», indica Ana Belén Palomino, que destaca por su rapidez y su efectividad al detener los penaltis, según alguno de sus antiguos entrenadores.

El miércoles tiene su último examen del curso y después tiene por delante un mes de julio de ‘vacaciones’, en el que debe empezar a preparar la pretemporada por libre, siguiendo las instrucciones que le han llegado desde el Rocasa Gran Canaria, al que se incorporará en agosto. Y a partir de ahí, pelear por llegar a lo más alto.