«Si de algo te tienes que arrepentir es de lo que sí hiciste, y no arrepentirte de lo que no hiciste». Con esa frase Aarón acabó de convencer el pasado verano a Sergio Moya (Elda, 30 de agosto de 1995) para que siguiera en la UP Plasencia. El primer año del alicantino en el club placentino no había ido como esperaba y por su cabeza pasaba dejar el fútbol a un lado. Pero el segundo, problemas extradeportivos al margen, ha sido para enmarcar. «He crecido mucho como futbolista y como persona, dejo muchos amigos aquí», revela el portero, que forma parte del grupo de futbolista que ya han anunciado su salida de la UPP («me duele despedirme»).

Y no, no se arrepiente de haberse quedado. A Aarón le está incluso «agradecido» por convencerlo. Ni todos los problemas económicos por los que ha pasado el Plasencia le hacen cambiar de idea. «Eso ya lo resolveremos», dice tranquilo. Todo le ha servido para curtirse, para ser todo un veterano con solo 23 años. Ha tenido continuidad, que era lo que buscaba. Ha sido clave en muchos partidos. Y no ha pasado desapercibido. Y ha conocido un gran grupo humano.

Son muchos los elogios para Luismi y su cuerpo técnico, «que ha sido capaz de motivarnos en una situación difícil». El entrenador, al igual que Aarón, también fue clave en su decisión de quedarse el pasado verano. Desde entonces, «la unión ha sido la clave para que estuviéramos peleando hasta el final por el playoff». Un solo punto se lo ha impedido.

Solo tiene 23 años, pero un largo recorrido futbolístico. Con 17 años recién cumplidos, siendo tercer portero del Hércules (Segunda División), empezó a foguearse en la Preferente valenciana con tipos que incluso podrían ser sus padres. «Es una categoría muy competitiva, muy dura, aprendí mucho», resume él, que reconoce que le costó adaptarse. Pero lo hizo. Y desde entonces ha pasado por un buen puñado de equipos: Mosconia, Elda Industrial, Eldense, Almoradí, Monforte y Plasencia. «Cosas de mi representante», dice con buen humor, aunque dejando ver que él hubiese deseado más estabilidad.

En Extremadura ha estado dos años y no oculta que le gustaría seguir en una tierra que le ha cautivado. De momento ahora vuelve a casa, para desconectar unos días, pero la maquinaria del fútbol no para y pronto deberá decidir un próximo destino. Está en el escaparate. Y sus intervenciones este año son su mejor publicidad.