Si es verdad que el reflejo es el espejo del alma, debe ser cierto que Ale Díez, jugador del Extremadura, es un tipo inmensamente feliz. El defensa cacereño, siempre con sonrisa al viento, vio premiada el pasado sábado su emergente trayectoria en el fútbol profesional con su primer gol de azulgrana en Segunda División. Fue el 1-0 ante el Deportivo en el minuto 5 de juego. «Me parece que no marcaba un gol de cabeza desde que jugaba en el patio de colegio», bromea el bueno de Ale cuando se le recuerda por la jugada. «Había que ponerla ahí, pero realmente el que más mérito tuvo fue Pinchi por su jugada», recalca.

Y es que Ale Díez es así, un tipo sincero, honesto y solidario que pocas veces se echa flores encima. Ni cuando realmente se las merece. Desde el ascenso a Segunda División, prácticamente es dueño y señor del carril derecho del Extremadura y se ha convertido en un hombre muy importante en los esquemas de Manuel. «Está claro que con el paso de los partidos vas ganando solidez y peso en la categoría. Me encuentro muy bien. Estoy a gusto en la ciudad, con los compañeros, con el mister y conmigo mismo». Sin duda, una sonrisa verdadera.

Una victoria balsámica

Para el auténtico ‘Correcaminos’ azulgrana ganar al Depor ha sido primordial para liberar tensiones: «yo siempre he intentado transmitir tranquilidad al entorno. Está claro que las victorias dan ese toque de tranquilidad que te hace trabajar mejor, pero nosotros estábamos tranquilos con el trabajo».

El cambio de sistema puede darle a Ale Díez un rol diferencial en el equipo por sus condiciones de ataque: «nos supimos adaptar muy bien al esquema. La mayoría de laterales del equipo nos va bien esa posición porque nos libera para atacar y tienes tres centrales cubriéndote la espalda. El gol del otro día fue un claro ejemplo», confiesa el extremeño.

Ale Díez es uno de los pocos jugadores del plantel que ha disputado los 16 partidos de liga, 13 como titular y otros tres como revulsivo. Tiene claro que «no hay rivales directos en esta liga. Hemos visto que cualquier rival gana a otro. Lo importante es que nosotros volvimos a ser el equipo sólido y reconocible que no fuimos en Miranda».

El sábado próximo, el carrilero azulgrana jugará en Santander, lugar del que no guarda un grato recuerdo, pues la última y única vez que jugó en el Sardinero con la camiseta del Cacereño perdieron por 4-1. «Pero de eso no me acuerdo. Ahora vamos a por otro». Ahí, con optimismo, siempre sonriendo.