Y después de la versión 2.0 y 3.0 del nuevo Neymar’, que encarnan Vinicius Junior y Rodrygo, este martes el Real Madrid presentó al nuevo Kaká. Se trata de Reinier Jesus Carvalho (1,85 m. y 72 kg.), un mediapunta que cumplió 18 años en enero y que procede del Flamengo, donde solo ha disputado 729 minutos en 15 encuentros en los que ha marcado 6 tantos.

Su fichaje, en la globalidad, supone una inversión de 45 millones de euros: 30 oficiales de traspaso (aunque hay quien asegure que son 35), más 15 millones entre comisiones para sus agentes y signing bonus para el jugador, que empezará en el Castilla, con una ficha de 3 millones de euros netos por temporada.

Es un suma y sigue en la táctica de Florentino de adentrarse en el mercado brasileño para hacerse con otro menino con madera de Galáctico, según le asegura su oráculo Juni Calafat, jefe del departamento de fútbol internacional. Con Vinicius, el dispendio fue de 60 millones de euros (45 de ellos de traspaso al Flamengo), con Rodrygo alcanzó de 55 millones (40 fueron a las arcas del Santos) y ahora 45 millones más con Reinier.

MENORES DE EDAD

Son 160 millones de euros gastados desde mayo de 2017 por un trío fichado cuando eran menores de edad. Es una cantidad parecida a lo que cuesta Neymar, que lleva escurriéndose de Florentino desde 2011.

Con su voraz apetito, el Real Madrid ha cambiado las lógicas existentes en Brasil, reventando precios por juveniles. De hecho, cuando cierra el acuerdo con Vinicius, este ni había debutado con el primer equipo del Mengao. Todos ellos, además, pagan el peaje de empezar en el Castilla, en Segunda División B, en una aclimatación inerte, para lo que les espera en el Bernabéu.

No hay argumentos futbolísticos para sostener estas operaciones, aún más, cuando se observa que el Madrid actúa por acumulación, haciendo reservas de mercado, con Rodrygo, que juega en la misma posición que Vinicius. El riesgo deportivo de estas inversiones es de tal calado, que ni los clubes de la Premier o el PSG han entrado en el mismo juego.

Vinicius y Florentino, en la presentación del 20 de julio del 2018. / PIERRE ARCOU (AFP)

Haciendo saltar la banca, el Madrid ha ganado todos los pulsos que le ha echado al Barça en Brasil, donde el club blaugrana iba por delante y donde cuenta con la figura de André Cury, que integra la secretaría técnica desde el fichaje de Neymar.

DE 20 A 45 MILLONES

La primera victoria blanca fue con Vinicius, en una operación cocinada a fuego lento desde los despachos de la Ciutat Esportiva, y que el Madrid se adjudicó, con celeridad, aumentando sin miramientos la oferta blaugrana: de 20 a 45 millones (al contado) para el Flamengo; de un salario de un millón bruto a tres netos; de un millón en comisiones a 16, divididos entre el propio jugador y los agentes, que argumentaron que preferían ver a su pupilo en el Bernabéu porque Neymar ofuscaría la progresión.

Rodrygo Goes, en el gesto habitual de los brasileños. / JOSÉ LUIS ROCA

En mayo de 2018, el CEO del Barça, Òscar Grau, y el entonces manager deportivo, Pep Segura, llegaron a desplazarse a Brasil para negociar el traspaso de Rodrygo, con quien ya tenían un acuerdo salarial cerrado.

Hubo una reunión infructífera con el presidente del Santos, José Carlos Peres, en las oficinas del mítico estadio de la Vila Belmiro. Diez días después, el director general del Madrid y mano ejecutora de Florentino, José Ángel Sánchez, le ofreció al dirigente santista y a su proyecto de estrella el mismo contrato que había cerrado con Vinicius, pagando 5 millones menos para el club paulista. El padre de Rodrygo tuvo el detalle de llamar a uno de los ejecutivos del Barça y comunicarle que aceptaban “la oferta irrechazable” del Madrid, que el club catalán ni se planteó igualar.

Con Reinier, no ha habido giro argumental de última hora. Sus agentes, los mismos de Philippe Coutinho, lo ofrecieron al Barça en junio, pero fue descartado por su alta tasación y por aspectos deportivos. El nuevo jugador blanco donde mejor rinde es de segunda punta, detrás del de un nueve, en una posición táctica inexistente desde hace muchos años en Barcelona.

Rodrygo y Florentino, el 18 de junio del 2019. / JOSÉ LUIS ROCA

LA DISTINTA POLÍTICA DEL BARÇA

Impertérrito ante el aluvión madridista, el Barcelona ha seguido con su política sudamericana de buscar futbolistas con proyección, que requieran una inversión baja, lo que garantiza un retorno financiero en caso que el jugador no acabe cuajando, como ocurrió con el colombiano Yerry Mina.

En enero de 2019, en un fichaje conjunto con el Betis, el Barcelona se hizo con el lateral diestro, Emerson, del Atlético Miniero, por 12 millones. El futbolista, ahora con 21 años, ha cumplido su primer año en el Villamarín y ya ha debutado en la ‘Seleçao’ de la mano de Tite.

Y, en esta última ventana de contrataciones, la secretaría técnica decidió hacerse con el mediocentro Matheus Fernandes, por 7 millones, a pesar de su aciaga etapa en el Palmeiras donde sólo disputó 12 encuentros en 2019. El internacional en categorías de base, de 21 años, ha sido cedido al Valladolid hasta junio. Sergio González aún no lo ha incluido en ninguna de las dos convocatorias en que podría haber estado.