Tras ganar al Leche Río Breogán por 77-76, el habitual selfi de celebración del Cáceres Patrimonio, impulsado por Luis Parejo, tenía al menos una cara seria: la de Niko Rakocevic al fondo de la imagen. No era de extrañar: el escolta montenegrino se había pasado todo el partido en el banquillo de forma sorprendente y sin que mediase problema físico alguno.

La única explicación oficial la dio Roberto Blanco, que, también aparentemente triste, aludió a «cuestiones técnicas» para su decisión. A continuación el entrenador se explayó un poco más: «cuestiones internas del equipo, que cuestan, decisiones que hay que tomar que son difíciles. Todo el mundo que me conoce sabe que disfruto de las victorias y sufro mucho con las derrotas. Esta victoria la celebro mucho, pero por dentro. Cuando uno de tus jugadores no está para jugar, o no juega, a mí me duele. He tomado la decisión que tenía que tomar y esperamos solucionar los pequeños problemas que tenemos en todos los sentidos y tratar de salir adelante como un equipo que somos».

«Cuando uno toma una decisión, está muy pensada, aun sabiendo las consecuencias. Siempre tiene que ser por el bien del colectivo», zanjó. Consultado por este diario, Rakocevic prefirió ayer no hacer declaraciones.

La versión más extendida de lo sucedido es que el jugador protagonizó un conato de pelea en un entrenamiento de esta semana con Jordy Kuiper y terminaría incluso enfrentado con el preparador físico, Mario Díaz Hellín, emprendiéndola a patadas además con el mobiliario del vestuario.

Es una incógnita qué sucederá ahora, si el castigo se mantendrá y si, como suele suceder, habrá una sanción.

Lo sucedido enturbia el triunfo ante el Breogán. Consolida la posición de playoff que estaría ya encarrilada en caso de ganar el sábado en Ourense.

Entre la controversia y la alegría, casi pasó inadvertida ayer la confirmación del fichaje de Berni García, el base de 27 años y 1,83 procedente del Huesca que reforzará esa posición tras la lesión de Aitor Zubizarreta.