Vive actualmente el Cáceres Basket su mejor momento de los últimos años, puede que incluso desde que se creó tras la compra de los derechos al Lliria en el año 2007.

El equipo de Roberto Blanco acumula ya 13 victorias, un balance que ni el más optimista del lugar hubiera pronosticado este pasado verano, ni incluso, por mucho que lo haya dicho, el propio capitán verdinegro, Luis Parejo.

De parecer un colectivo para intentar salvar la categoría se ha pasado a aspirar firmemente a los playoff por el ascenso a la Liga Endesa. Se tenían dudas fundadas, y con razón, sobre la valía de varios de los jugadores. Parecía una plantilla muy justa incluso para la permanencia, ya que la LEB Oro ha crecido en calidad en los últimos años y ya es una competición verdaderamente complicada.

El tiempo, afortunadamente, ha acabado con los malos augurios y el equipo no solamente divierte y convence con un espíritu indomable que se contagia a la grada (falta hacía un grupo de profesionales así), sino que va acumulando éxitos en forma de triunfo.

El pasado viernes se consiguió vencer al Breogán Lugo, uno de los ‘gallitos’, en un espectacular encuentro, al que ya se había superado en el partido de la primera vuelta. Y se venía de hacer lo propio con Melilla y Palma, otros de los grandes aspirantes a todo en esta competición.

El Cáceres venció al Breogán sin dos de sus mejores hombres: el base Aitor Zubizarreta y el alero Niko Rakocevic, lo cual da más valor a la gesta. Pero hay un problema, y no menor: el baloncestista balcánico no disputó un solo encuentro por un incidente surgido en el seno del equipo, del que no se han dado detalles. Urge, si no se quiere resquebrajar la cohesión, dar una solución y que, dentro de lo posible, se sepa públicamente qué ha ocurrido. Entonces, se podrá hasta soñar en grande.