El mundo está en jaque ante los movimientos del COVID-19. No sé sabe cuándo se restablecerá la normalidad y este parón afecta a trabajadores y deportistas, y más aún cuando una misma persona atesora ambas denominaciones. Germán González, preparador físico del Mérida, y Antonio Carrasco, jugador del Calamonte, son dos ejemplos.

El preparador físico del conjunto romano también lleva las riendas a nivel profesional de un centro de readaptación física y el delantero calamonteño regenta un bar en la localidad. Ambos han tenido que hacer un esfuerzo para adaptarse a la nueva situación que atañe al país. González ha utilizado las nuevas tecnologías, Carrasco ha echado el cierre.

«Tomamos la decisión mi compañero y yo y decidimos cerrar, aunque podíamos seguir trabajando ya que en nuestro centro prestamos servicios también fisioterapéuticos y sería de primera necesidad, pero por el bien de todos los clientes y el nuestro propio, decidimos cerrar el centro», comenta González.

Reinventarse o morir

Reinventarse o morirLas nuevas tecnologías, una solución. «Estamos enviando las rutinas y actividades a nuestros clientes a través de vídeos por móvil. Grabo los ejercicios en mi azotea y hemos establecido unos precios casi simbólicos, para así poder paliar las pérdidas que vamos a tener», señala el preparador físico. Un salvavidas para un autónomo que sigue trabajando, aunque de otra manera.

Por su parte, Carrasco bajó la reja de su bar por decisión propia el viernes pasado. «Fue una iniciativa propia, tanto por la salud de nuestros clientes como la mía y de mis trabajadores. Ahora mismo no echo cuentas, ni del alquiler, ni del sello de autónomo, cuando salgamos de esta ya habrá tiempo para pensar en ello», afirma el calamonteño.

«Personalmente creo que el Gobierno de España debería pensar un poco más en gente como nosotros, con un simple gesto: días que no hayamos facturado, días que no deberían cobrarnos los impuestos que pagamos por ser autónomos. Pero bueno, ya te digo que no pienso mucho en el tema empresarial, lo primero es la salud», explica el delantero del equipo blanco.

Otra parte a la que también ha afectado el coronavirus es al deporte. Tanto a entrenadores, como a jugadores. El mundo del fútbol se ha visto obligado a parar, aunque el apartado físico sí se sigue cuidando. «Estamos mandando una serie de rutinas genéricas a través de WhatsApp para que no se pierda el ritmo», reconoce Germán González.

«Mientras, Fran Méndez [fisio del Mérida] y yo estamos diseñando rutinas preventivas. Este tipo de rutinas las hacen los futbolista previo al entreno, pero claro ese entrenamiento lo hacíamos con material deportivo y ahí está la problemática. Para solventar ese hándicap, utilizamos cojines, botellas de agua, etcétera», detalla el preparador físico del Mérida.

En el fútbol más humilde, los mismos jugadores se buscan la vida para mantenerse en forma. «En nuestro caso, de momento no tenemos ese plan de entrenamiento, pero cada uno hemos buscando una forma de estar activos. El otro día me tocó raspar con espátula el balcón y lo hice haciendo flexiones cada tramo. Un poco de humor también nos viene bien», dice Carrasco.

Preocupación compartida

Preocupación compartidaSí, existe una clara preocupación en cuándo regresarán los entrenamientos; pero la tienen todos los equipos. «Obviamente estamos preocupados y más nosotros, que habíamos llegado al club y estábamos engrasando la máquina. Lo que pasa, para bien o para mal, es que todos los equipos han parado y las dinámicas se frenan, tanto las negativas como las positivas», dice González.

El futbolista echa de menos estar en contacto con el esférico y el césped. «La forma física la podemos mantener, pero al final a nosotros lo que nos gusta es estar en contacto con el balón y de momento es imposible», dice Carrasco. «Me gustaría reanudar la temporada aunque sea en verano, me quedan pocas temporadas y esta podía ser la última y no me gustaría retirarme sin jugar», dice sobre un posible final de campaña anticipado.