Isabela Quiuqui, la central brasileña del Extremadura, asegura en el comienzo de la tercera semana de confinamiento que «no tengo miedo», y aunque señala que la situación es «complicada, en momentos ha sido dramática aquí en Arroyo de la Luz», se muestra confiada, en declaraciones distribuidas por la entidad de la Superliga 2 voleibol femenino, en que «si hacemos las cosas que debemos, sobre todo quedarnos en casa, todo saldrá bien».

Quiuqui (Uberaba, Minas Gerais, Brasil, 1995), ha concluido su tercera temporada en el club extremeño, en la que ha vuelto a certificar su calidad deportiva como una de las mejores centrales de la categoría.

La jugadora, al igual que la mayor parte de la plantilla del conjunto cacereño, vive la actual cuarentena recluida en su domicilio temporal laboral de Arroyo de la Luz, la población extremeña más afectada por la pandemia del covid-19, junto a su compañera, también brasileña, Luana Silva.

Desde el mismo momento en que se declaró el estado de alarma por la emergencia sanitaria, sigue una estricta rutina diaria en la que el ejercicio, las videollamadas a su ciudad natal y los momentos de ocio para escuchar música o ver la televisión centran la mayor parte de su ‘agenda’.

«Me suelo levantar cerca de las 9.30 horas, y a las 10.00 comienzo el entrenamiento que Judith [Pérez, preparadora física del Extremadura Arroyo] nos envió por mail para hacer en casa, y más tarde, tras el aseo, hablo con mi familia, hago la comida, veo películas, hablo con amigos que se encuentran en la misma situación que yo, y generalmente me suelo dormir viendo alguna peli», explica.

Inquietud con ella en Brasil

Declara que no se siente especialmente preocupada por sus familiares en su zona de Brasil, «ya que, hasta ahora, apenas ha tenido incidencia allí la pandemia, con 42 notificaciones, con tres casos positivos, 11 negativos y 28 pendientes del resultado».

En este sentido afirma que son sus padres quienes le muestran su preocupación por las noticias que les llegan desde España y en concreto desde Arroyo, «aunque después de explicarles que vivo confinada, como ellos, que solo pueden salir al mercado y a la farmacia, están más tranquilos».

Acerca de la suspensión de la competición de Superliga Femenina 2, Isabela Quiuqui manifiesta que entiende la medida adoptada por la Federaración Española de Voleibol, «pero qué duda cabe, me gustaría estar entrenando y acabar la campaña, porque no tengo miedo».

«No obstante, aunque me dé muchísima pena, creo que era necesario suspender la competición, porque este coronavirus está demostrando que se propaga con una facilidad inusitada y que además puede afectar a gente de cualquier edad, aunque sea especialmente más peligroso con los más mayores», añade.

Quiuqui revela que se considera una persona «muy optimista», y aunque sostiene que «todavía no se ve el fin del túnel, estoy convencida de que dentro de unas semanas volveremos a nuestra vida normal y todos volveremos a ser felices y a valorar más todo lo que forma parte de nuestra vida».

Tanto ella como Luana Silva se encuentran pendientes en la actualidad de que el Gobierno central levante el estado de alarma para poder regresar a su Brasil natal, si las normativas de ambos países lo permiten. Si no, la espera en Extremadura la llevan razonablemente bien, como reiteran.