Al otro lado del teléfono, Alberto Gallego (Don Benito, 1990) transmite optimismo. Estar encerrado en casa, haciendo rodillo, no es la situación ideal para un ciclista, reconoce, pero él sabe bien lo que es pasarlo duro. Lo sabe porque una sanción de la UCI por dopaje que aún no entiende le ha impedido desarrollar su carrera ciclista durante casi cuatro años. Ahora acaba de salir de ese túnel, se estaba sintiendo «muy bien» e incluso había conseguido el triunfo, pero la carretera tendrá que seguir esperando. «Hay gente que está peor, con negocios cerrados y perdiendo mucho», dice.

La sanción se acabó en octubre y volvió al Radio Popular-Boavista de Portugal, el club donde había triunfado en el pasado. Firmó por dos temporadas, pero él tenía claro que solamente iba a pensar en este año. «Todo esto me coge con una edad complicada, me acerco a los 30 años y por eso yo no pensaba en el año que viene ni en el otro, solo pensaba en disfrutar el momento».

Una temporada muy larga

Lo estaba haciendo y espera seguir con ese propósito cuando esta crisis sanitaria termine, porque aunque se estén suspendiendo muchas pruebas, el calendario es largo «y ya hablan de prolongar la temporada hasta finales de octubre». El ciclismo, explica, está muy pendiente de lo que pase con el Tour de Francia, ya que dependiendo de lo que sucede con la ronda gala volverán antes o después el resto de pruebas menores.

«Creo que como mínimo no se competirá hasta finales de junio, en los Campeonatos de España», que enumera una serie de pruebas en las que puede poner a prueba sus piernas: el Gran Premio Torres Vedras-Trofeo Joaquim Agostinho en julio, la Vuelta a Portugal en agosto… Ante todo, positivismo de alguien que se niega a pensar ya en la próxima temporada y quiere continuar exprimiendo esta. «Tengo ganas de seguir, no queda otra», dice de buen humor.

Mientras, mantiene una dura rutina de preparación en casa, que incluye, los días de descanso, «entre hora y hora y media de rodillo en ayunas». ¡Eso son los días suaves! Los ‘duros’ incluyen sesiones por la mañana y por la tarde. «Vamos, que no me sobra el tiempo, como no me organice bien, se me va el día volando».

Lo peor, el rodillo, que en lo que facilita que los ciclistas puedan seguir ejercitándose. «El rodillo es una cosa que afecta mucho psicológicamente, porque el escenario es siempre el mismo y algo maravilloso del ciclismo es la gran variedad de escenarios que tenemos, quizás no haya ningún deporte con tantos».

Y además de rodillo, realiza muchos otros ejercicios. «Sobre todo hay que mantener la cabeza ocupada, no pensar en nada más», dice, aplicando una fórmula que ha tenido que utilizar durante demasiado tiempo. Por suerte, eso ya es pasado y ahora se prepara para el regreso del regreso.