Era el año 2005 cuando una placentina de 7 años estudiaba Segundo de Primaria en el colegio Miralvalle de Plasencia. Jugaba al baloncesto y al fútbol, siendo la única chica del equipo. No sabía muy bien por qué deporte tirar, pero el que no hubiese sección femenina en uno de ellos desequilibró la balanza. Un desequilibrio que también propició su profesor de Educación Física, Julio Carrón.

Alicia Morales, como se llama la chica, siguió practicando el deporte de la canasta. Pasó de ser una actividad más a un estilo de vida. Comenzó a subir peldaños año tras año y a conquistar innumerables campeonatos de Extremadura. Todo en el equipo en el que comenzó, el Miralvalle. Esa jugadora, que hoy tiene 22 años, reconoce que el culpable de mucho de lo que ha conseguido es su antiguo profesor, Julio Carrón.

En la «familia», como Morales considera al club, lleva 16 años casi consecutivos, tras jugar durante la temporada 2016-2017 en el San Antonio de Cáceres. Ha pasado por todos los niveles del club placentino. En su segundo año en cada una, pasaba a ser la capitana del vestuario, siempre transmitiendo a sus compañeras el espíritu luchador que le caracteriza.

Esa familia a la que capitanea tiene diez categorías, con más de 80 jugadoras. Unas niñas a las que Alicia va a ver a los entrenamientos y partidos. De alguna forma siente cómo las jóvenes pueden ver un «espejo» en el equipo senior que les sirva de motivación para seguir ligadas al deporte. Un reflejo donde mirarse y no tirar la toalla.

Hace poco más de un año, la placentina recibió un homenaje sorpresa. El pabellón que lleva el nombre de su antiguo profesor y actual presidente de Miralvalle, Julio Carrón, acogió el acto. Amigas, compañeras y entrenadores se citaron para aplaudir su trayectoria. Morales recuerda con ilusión aquél día: «es increíble sentirte tan querida en un club en el que llevas toda tu vida. Si me voy algún día, siempre les voy a tener en el corazón».

Al carecer Extremadura de equipos femeninos suficientes como para crear una categoría senior, el equipo placentino tuvo que emigrar a Castilla y León primero y a Castilla-La Mancha después para seguir compitiendo. En ambas autonomías disputó la primera división nacional femenina. En la última que disputó, la campaña se interrumpió a una jornada para el final. El Miralvalle lideraba la tabla con 13 victorias y ninguna derrota.

Salto de nivel

El resultado de la última temporada fue el clímax del «trabajo bien hecho en los últimos años», afirma la jugadora. Aunque la verdadera recompensa de eso es el ascenso a Liga Femenina 2, donde jugarán la próxima temporada. Lo han logrado gracias a ser campeonas de su categoría. Es un «salto de nivel necesario, para no estancarnos», asegura Morales. Un reto que asume con «muchísima ilusión por la ciudad y por el club» en el que juega. Nunca antes Plasencia había estado representada en LF2.

En ese equipo volverá a estar bajo las órdenes de Raúl Pérez, que le entrena desde hace siete temporadas. «El año pasado dio un salto hacia adelante», dice el técnico.

En los últimos años, ha sido una de las jugadoras determinantes de la plantilla, liderándola en muchos aspectos del juego. «Es el carácter que necesita el vestuario», añade Pérez. Y es que la jugadora placentina volverá a ser la capitana del primer equipo, por quinto año consecutivo. Esta ocasión será en otra categoría. En una muy diferente a lo que conocía.

Alicia Morales siempre ha estado ligada al baloncesto y a su localidad. Quiere demostrarle a las más pequeñas que un club tan familiar también puede competir en las mejores ligas nacionales. Desea hacer ver que todo es posible. Ella será la persona que lidere el proyecto. Es la capitana de la familia.