La temporada más larga de la historia de la Tercera División extremeña toca este sábado a su fin con un postre absolutamente insuperable: una final por el ascenso de la que, como en la película Los inmortales, solo puede quedar uno. ¿Quién le cortará la cabeza a quién en Almendralejo a partir de las 22.00 horas y subirá a Segunda División B? ¿El Villanovense al Cacereño o el Cacereño al Villanovense?

Lo único claro es que el ganador se sumergirá en una euforia incontenible --aunque, queridos aficionados, con precauciones sanitarias-- y el perdedor vivirá la depresión y el fracaso, aunque el Villanovense podría tener una segunda opción por su condición de campeón y para completar una Segunda B de 100 equipos. Todo este regreso del fútbol modesto, insospechado en los peores momentos de la pandemia y más todavía con público, aunque sea limitado, cobrará del todo sentido.

Las semifinales del pasado fin de semana en Mérida dejaron algunas pistas sobre lo que puede pasar, pero el habitual carácter imprevisible del fútbol se agudiza en estas circunstancias. Los futbolistas se han estado preparando durante un mes para alcanzar estos 90 minutos y salir del Francisco de la Hera a hombros o en ambulancia.

LA VENTAJA DEL EMPATE / El Villanovense es ligeramente favorito. A su favor está el potente hecho de que le vale cualquier empate, la ventaja que se le asignó por estar por delante cuando el mundo se paralizó a mediados de marzo. Su victoria ante el Extremadura B el sábado pasado (2-0) dejó la sensación de cierta irregularidad.

En el recuerdo estará aquella horrible tarde de mayo de 2019 en la que los serones perdieron la división de bronce contra el Atlético Sanluqueño. Desde entonces la Tercera se ha convertido en un lugar incómodo para ellos y todo ha ido encaminado a dejarla atrás lo antes posible.

No subir sería un palo, una desilusión. En Villanueva de la Serena llevan toda la semana alejándose lo máximo posible de aquellos que les llaman favoritos. En fútbol, uno más uno nunca son dos y menos si Julio Cobos -nadie mejor que él conoce al conjunto de Villanueva- está al otro lado.

«Es un partido complicado por las connotaciones de ser una final», señalaba en la previa del choque Javier Álvarez de los Mozos. El técnico burgalés podrá contar con todos sus efectivos y el once volverá a ser una incógnita. Sorprendió el pasado sábado con la inclusión de Mamau, Escudero o incluso de Casi al inicio en detrimento de Javi Sánchez, Pajuelo, José Ángel o Belencoso, lo que denota las múltiples opciones que tendrá el entrenador.

De los Mozos augura un partido muy parejo, pero reconoce que en una final cualquier detalle puede cambiarlo todo. Como ejemplo el partido del Cacereño contra el Coria, con un gol en el primer minuto: «Lo normal es que sea un partido cerrado de dos buenos equipos, muy igualado, pero muchas veces los partidos transcurren de manera diferente en función de muchas cosas». Asegura confiar en los suyos y, a pesar de reconocer el potencial de su rival, cree que deben imponer ello su propio ritmo: «Siempre tratamos de imponer nuestro estilo, muchas veces no se puede hacer, pero no variamos mucho en función del rival y de la situación».

Sobre otros factores externos, como el calor, Álvarez de los Mozos cree que no tiene por qué ser determinante: «Afecta a los dos equipos y por otra parte estamos acostumbrados desde hace 15 días».

EL REGRESO DE TETO / En el Cacereño gusta el papel de no favorito y de traspasarle la presión al Villanovense, pero es difícil tragar con eso cuando se llevan ya cuatro años en el grupo XIV, un lugar impropio para la historia reciente del decano del fútbol extremeño. Aunque no con un juego lustroso, la victoria ante el Coria (0-1) con un gol de Ezequiel Lamarca a poco de iniciarse el choque ha redoblado la confianza interna en el vestuario del estadio Príncipe Felipe.

Todo salió de cara ese día, ya que lo que en principio tenía que ser un acoso y derribo al Coria --aquel día tampoco valía el empate-- se convirtió en un ejercicio práctico de defender la mínima ventaja y esperar alguna contra. En ese estilo ‘siderúrgico’ encaja bien Cobos y buena parte de los jugadores que tiene, sobre todo teniendo en cuenta que alineó un once inicial con mucho componente físico.

En principio, en Almendralejo tocará llevar la iniciativa porque el paso de los minutos favorece al Villanovense. Todo hace indicar que a esa hoja de ruta está favorecida por el regreso de Teto, sancionado en la semifinal y que, al menos en teoría, tendrá la misión de romper por banda la defensa serona. Por lo demás, no parece que vaya a haber muchos cambios, poniéndose el acento en el buen momento que evidenciaron futbolistas como Neto o Marcos Torres.

La preocupación la puso el portero Ángel Bernabé, que tuvo que ser sustituido en el minuto 79 por un golpe en el hombro, pero durante la semana ha entrenado con aparente normalidad y que Jordi Pérez sea el titular es una posibilidad que ha ido perdiendo enteros.

El CPC vivió su particular ‘Vietnam’ hace cuatro años en Linares y desde entonces, cambio de propiedad por medio, no ha podido levantar cabeza en revolcones sucesivos frente a Deportivo B, Socuéllanos y Formentera. Enderezar ese fatalismo es la misión, pero solo vale ganar.

La ficha:

Villanovense: Pawel, Mario, Escudero, Bonaque, Tapia, Mamau, Gregori, Ruano, Viñuela, Cristo y Casi.

Cacereño: Bernabé, Neto, Mario Ramón, Carlos Daniel, Alberto Delgado, Gustavo, Borja, Marcos Torres, Teto, Carlos Andújar, Ezequiel.

Árbitro: Gargantilla Fernández.

Estadio: Francisco de la Hera.

Hora: 22.00.