El punto de inflexión bien podría ser 2010. De cara a ese año la Vuelta adoptó un nuevo color para distinguir a su líder, el rojo, y comenzó a sondear más las posibilidades orográficas de sus geografías naturales no dudando, llegado el caso, en sobrepasarlas. La génesis de un estilo. O la confirmación de una idea que se podía intuir desde un tiempo atrás. Con sus defectos. Con sus excesos. Con sus adaptaciones. La Vuelta marca su propio destino. Desde 2010 han debutado muchas poblaciones y enclaves en la carrera. Extremadura aún permanecía al margen en esta dinámica. Apenas un final de etapa, Cáceres en 2013, y un doble paso testimonial, de enlace, unos kilómetros, en dos etapas de la pasada edición. «Queremos volver a Extremadura pronto y queremos volver con algo potente», adelantaba hace un año Javier Guillén, director general de la Vuelta. La cara visible del modelo. Será en 2021, acogiendo dos llegadas y la salida de una tercera etapa. Las fechas: 27, 28 y 29 de agosto.

Villanueva de la Serena y el Pico Villuercas acogerán sendos finales de etapa. Don Benito y Navalmoral de la Mata, dos salidas. Equilibrio absoluto entre las dos provincias. El Risco de la Villuerca, el techo de los Montes de Toledo (1.603 metros), acogerá el primer final en alto de la Vuelta que tenga lugar en Extremadura y en esta cadena montañosa. El Pico Villuercas es ese «algo potente». Una ascensión de gran enjundia, con kilometraje de entidad, un entorno paisajístico fascinante y sus pendientes difíciles. No es una subida tipo Angliru. No al menos por la vertiente que acogerá el final. Mucha más entidad en cuanto a pendientes presenta el llamado Camino de las Acebadillas, un tramo cementado que se corona en el Collado de Ballesteros, cerca de la cumbre, y que la decimocuarta etapa de la Vuelta 2021 afrontará durante la etapa.

Ni Don Benito ni Navalmoral de la Mata habían estado antes presentes en un trazado de la Vuelta. Tampoco Villanueva de la Serena o el Pico Villuercas. Un aporte íntegramente inédito para el recorrido de este año que empuja a Extremadura dentro de la dinámica de los tiempos que vive la Vuelta: contando la edición 2021 presentada en Burgos, hasta 109 finales de etapa se han estrenado como metas de la ronda española desde este año 2010. Sobre un universo de 249 etapas, un 43,7% de las metas fueron inéditas. Algunos de los descubrimientos han acabado siendo reincidentes dentro en esta época.

Desde que la Vuelta nació, en 1935, nunca antes la región había disfrutado de un final en alto o de una jornada montañosa íntegramente en su territorio. En Extremadura se han desarrollado dos grandes salidas (Badajoz, 1969; Mérida, 1991) y en lo que a especialidades se refiere en Extremadura, y específicamente en la provincia de Badajoz, han acaecido varias contrarrelojes bien individuales (1945, 1969) bien por equipos (1991) incluso, cosas veredes, por tríos (1991). Pero la cita con su montaña quedaba pendiente. Durante años, Extremadura fue tierra de transición, de paso. Jornadas para la escapada o el pulso de los fugados con el pelotón ávido de sprint. Con la apertura de la estación invernal de La Covatilla, en suelo salmantino, los grandes puertos cacereños sí han sido escenarios del paso de la carrera. El Puerto de Honduras se estrenó en 2002 en una etapa con salida en Béjar y llegada al citado centro de deportes de invierno. El Puerto del Piornal lo haría en 2004, acompañando al Honduras, en otra jornada con final en La Covatilla que en esta ocasión partió de Plasencia. Volverían ambos en 2006 en otra jornada entre Plasencia y La Covatilla. En 2020, el debutante Puerto de La Garganta endurecía un trazado que otra vez acudía al centro de esquí.

Hasta ahora, siete han sido las poblaciones que han acogido la Vuelta bien salida o llegada de la Vuelta. Cinco, en la provincia de Badajoz; dos, en suelo cacereño. Al frente, empero, la monumental Cáceres. Sus calles han sido las que han recibido en más ocasiones al pelotón de la Vuelta a nivel autonómico. En veinte ocasiones Cáceres ha acogido la carrera. Doce como llegada. Otras ocho como salida. Y hasta en una ocasión, en 2006, protagonizando la anécdota de un vecino que presentó una denuncia por la alta velocidad que la que circuló el pelotón por el casco urbano. Desde 2021 serán once enclaves los vinculados a la historia de la Vuelta a España. Y por primera vez, una montaña. «El Pico Villuercas reúne todos los requisitos para ser un gran final de etapa, sería una gran contribución a la identidad de La Vuelta», auguraba Javier Guillén a los compañeros de Canal Extremadura en noviembre. Una gran montaña. Y más allá del deporte profesional. Una montaña al alcance de todos.