«El presidente me debe una gorra». Luis Miguel Bueno, ‘Luismi’ (San Fernando, 20 de junio de 1997) comenta con gracejo andaluz la promesa que le hizo el presidente del Diocesano, Alfonso Abreu, el pasado domingo, antes de que el media punta sobresaliera e hiciera dos tantos en la goleada al Trujillo (5-2). «Me dijo que si hacía tres goles me daba una, pero bastaba con dos», añade. Pura anécdota.

Luismi está siendo uno de los mejores futbolistas del Dioce en esta temporada. Dotado de una calidad técnica especial y un manejo de balón más propio del fútbol sala, el ‘11’ rojillo llamó la atención del Sevilla cuando era niño, en alevines. «Estuve dos años», recuerda. «Me vieron en un torneo comarcal con el Puertorrealeño, el equipo de mi pueblo», cuenta el media punta, que ya por entonces vivía en Puerto Real, que es de donde realmente se siente.

No cuajó a orillas del Nervión y la carrera del fino estilista andaluz se ha desarrollado jugando en clubs humildes, como su familia: de cadete en La Salle y después el Tiempo Libre de Cádiz, el Puerto Real y dos clubs murcianos en Tercera, el Imperial y el Cieza hasta recalar la pasada temporada en el madrileño Santa Ana. A modo de declaración de intenciones, afirma que su intención en el fútbol «es llegar lo más arriba posible».

«Este verano me llamó Adolfo», relata Luismi. «Estuve hablando con él, confiaba en mí y decidí venir. No me arrepiento, ya que aquí estoy muy cómodo, ya que este club es como tu familia, están siempre pendiente de ti». Vive en un piso del club junto a Víctor Díaz, Fran Cano y Zaka Kerkich. Con todos ellos tiene muy buena relación. También con todo el equipo, aunque con el que más contacto tiene es con Javi González, con el que hace tándem en uno de los equipos infantiles de la entidad. Al mismo tiempo, agradece «las charlas» que mantiene con Chema Candela, el preparador físico y, en el fondo, también ejerciendo de psicólogo de la plantilla, en la que es unánimemente apreciado.

Felicidad

Luismi vive feliz en Cáceres. «Vine buscando una oportunidad y para coger confianza. De momento estoy muy contento», apunta. No es lo suyo anotar goles, ya que lleva tres, y es que lejos queda su condición de delantero, en la que muy joven se desenvolvía con éxito. Y en cuanto a la temporada, asegura que está siendo «muy buena, ya que estamos ahí clasificados para jugar por subir».

Cuestionado por los motivos por los que de ser intratables y líderes pasaron a seis partidos sin ganar, dice: «sabíamos que una mala racha iba a llegar. De todas formas, todo lo que nos entraba en la primera vuelta, que era todo, no nos entra en la segunda, en la que es todo al revés». El objetivo es «seguir remando» y llegar lo más lejos posible en la segunda fase, sin descartar nada.

Asume que el Cacereño, al que recuerda que tuvo gran mérito ganar en la primera jornada, «es muy díficil de parar ya por esa gran dinámica que lleva» y que sería «raro» que no ascendiera y que desconoce el nivel de los otros equipos que jugarán la segunda fase, pero que el Diocesano irá a por todas. ¿Su futuro? De momento no descarta que el Diocesano sea el primer equipo en el que dispute dos campañas seguidas. Mientras ello se decide queda mucho, incluido lo estrictamente personal: Luismi, aparte de gambetear en los campos de la Tercera extremeña, se ha propuesto terminar la ESO, circunstancia en la que pondrá todo su empeño y de la que dice, se arrepiente no haberla acabado antes.