Gustavo Berraco está de vuelta. Aún no al cien por cien, pero el jugador del Cacereño espera poder decir eso la semana que viene, justo antes de iniciar el asalto definitivo al ascenso ante el Moralo, primer rival de los verdes en la segunda fase del curso. Llegar hasta este punto no ha sido nada fácil. Incluso ha temido «más de una vez» que su temporada se hubiera ya terminado. Pero todos esos «momentos malos, de mucho bajón», son ya parte del pasado. Ya no hay dolor al golpear el balón, el calvario que apenas le ha permitido jugar esta campaña. El pasado viernes, en el amistoso ante el Badajoz juvenil, reapareció. Este domingo espera seguir cogiendo ritmo en el amistoso ante el Don Benito y estar a tope para la semana próxima.

«Ha sido un poco una pesadilla». El problema venía de una lesión de la temporada pasada, una rotura que acabó con una calcificación «que me impedía golpear el balón». Los dolores, reconoce, eran «terribles». Eliminar esa calcificación ha sido un proceso largo «hasta que el cuerpo ha acabado reabsorbiéndola».

Pero ya está, se acabo. «El otro día, cero molestias». Ahora toca hacerse un hueco en el equipo y sabe que no será fácil, ni en el eje de la zaga, donde jugó el primer partido de la temporada, ni en el centro del campo, donde está su posición ‘natural’. «Están todos espectaculares. Mira a Rubén, que se está saliendo tanto de central como de centrocampista», apunta. «Así, con tanta competencia, es más bonito entrenar».

«Llego para lo más bonito», dice, «para esta fase de ascenso tan especial». Sabe que el Cacereño tiene por delante seis partidos muy intensos ante tres equipos muy fuertes y aunque no cree que el orden en el que vaya a enfrentarse influya, reconoce que le hubiese gustado empezar en casa. «Pero bueno, el calendario no está mal». La primera parada, el 4 de abril, será en Navalmoral. Después, el 11, visitará el Príncipe Felipe el Montijo, el equipo al que Gustavo ve «más fuerte» de todos. Y la primera vuelta de esta segunda fase terminará en Coria el 18. Después, otra vez a jugar contra los tres. «Son todos equipos muy fuertes y yo no descartaría tampoco al Diocesano, es una plantilla joven, que llega en muy buena dinámica. Va a ser un bonito final de temporada».

Apenas ha podido Gustavo participar en ocho partidos esta temporada y, desde el banquillo o la grada, ha visto la «enorme progresión» del Cacereño, algo normal para él. «Había dudas al principio, pero viendo a esta gente cómo entrenaba, tarde o temprano llegarían los resultados. Este equipo ha madurado mucho y lo más importante en esta categoría, sabe adaptarse a los campos y lo rivales». Y desde ahora él volverá a formar parte del engranaje verde.