El atletismo extremeño lamenta el fallecimiento de uno de sus precursores, Carlos Baz Acedo, que falleció este lunes a los 63 años por causas que no se han hecho públicas. Tras la misa funeral, fue incinerado en Cáceres. Deja mujer y dos hijos.

Baz tuvo varias vertientes: primero como atleta, después como entrenador y, al mismo tiempo, como organizador de pruebas populares, la más relevante de las cuales fue la Subida al Santuario de la Montaña, en Cáceres.

En las pistas se prodigó sobre todo en una especialidad que no era muy habitual en su época: la de lanzamiento de martillo. En un comunicado público, la Federación Extremeña, además de expresar sus condolencias y mandar un afectuoso abrazo a sus allegados y familiares, destaca que fue «el mejor martillista» en la región en las décadas de los 70, 80 «e incluso 90». Después llegó Javier Cienfuegos para romper todos los récords autonómicos y nacionales y que también hizo público su pésame a través de sus perfiles en las redes sociales.

Según la federación, Baz se trataba de «una persona muy querida por el atletismo extremeño», valorando especialmente su papel como presidente de la Escuela Atletismo Cáceres. «Se marcha un trozo de historia de nuestro atletismo», concluye.