«Es un orgullo para mi familia que todavía se le recuerde y mucha gente hable de él». Lo dice Lolo Ceballos Silva, hijo de Francisco Ceballos Borrego, en la mañana de un domingo en el que se cumplen 25 años de la prematura muerte del que fue el primer árbitro cacereño en dirigir partidos de Primera División.

Aquel día 4 de abril Ceballos contaba con 51 años cuando una maldita enfermedad que le había lastrado en los últimos meses se lo llevó para siempre, aunque su legado quedó ahí. Dotado de una fuerte personalidad, creó escuela en su forma de arbitrar, siendo muy respetado entre sus compañeros, pero también por parte de futbolistas y técnicos.

En su condición de hombre polifacético, durante los últimos años de su vida ejerció presidente de la asociación de vecinos de Llopis Ivorra, su barrio, por el que tanto peleó, siempre reivindicativo al tiempo que dialogante con los poderes públicos.

En ello puso el mismo empeño que para ser importante en la élite del arbitraje. «Fue un referente para todos los árbitros de su época, un espejo donde se miraban. Simplemente era el maestro. Llegó a lo más alto, pero nunca se olvidó de sus orígenes», recalca Lolo Ceballos, que también fue colegiado, recogiendo su testigo. Este viernes (20.00 horas) misa en la parroquia del Pastor en su memoria.