«Teníamos dadas de alta a 13 personas para la atención al público en la terraza. El perjuicio ha sido grande, yo creo que entre 2.000 y 2.500 euros, contando con lo de los gastos de la instalación de la pantalla gigante. Además, teníamos comida para 500 personas, alrededor de 800 raciones, que lógicamente fue bastante menos». Los cálculos los hace Juan Manuel Olmeda, ‘Guelo’, secretario del consejo de administración y mano derecha del presidente del Cacereño, Carlos Ordóñez

La convivencia del estadio prevista en el Príncipe Felipe para este pasado domingo se frustró por los tres casos de covid y el aplazamiento del duelo en el Emilio Macarro de Montijo.

«Yo me dedico a esto de la hostelería, pero jamás he estado con esas sensaciones, tan cansado, hecho polvo, como este domingo». Guelo dice que fue un día de llamadas de teléfono, de gestiones a muy distinto nivel, de quitar y poner… todo ello en una jornada pensada para festejar un ascenso, que se hubiera producido de haber vencido el CPC en Montijo. Sin embargo, el escenario fue bien distinto.

«A las cinco o cinco y media no había ahí casi nadie», agrega. La comida fue donada al Comedor Social de las Hijas de la Caridad de Cáceres. «Ni siquiera podíamos llevarla allí, tenían que venir ellas», informa el representante del decano extremeño sobre este detalle concreto. 

Llamadas 'tempranas'

El propio Guelo ya había tenido mucho movimiento desde muy temprano, según su testimonio. «Me llamaron de Salud Pública diciéndome que habían estado intentando comunicarse con los jugadores desde las ocho de la mañana y que algunos no cogían el teléfono. A las 10, la concejala de deportes Paula Rodríguez nos había confirmado que iba al partido. Un rato después nos dijeron que se aplazaba», asegura Olmeda en su particular relato de una frenética jornada dominical.

El Cacereño insiste con contundencia que "queríamos jugar el partido y en absoluto que se aplazase, que nadie piense lo contrario, pese a las bajas que teníamos». Ahora el escenario que se presenta es más complicado. "Hasta el día 15 no se puede tener el alta para entrenar", agrega, tras lo que comenta las intenciones del Cacereño. "Después de ese día 15, al menos queremos que pase una semana para jugar el primer partido y el segundo otra semana después. Total, está escrito en el reglamento que la temporada termina el 30 de junio, apunta, para decir después, en un tono irónico, que «si no que se aplique el coeficiente". 

Ello, según los primeros cálculos realizado, daría el ascenso al Cacereño sin jugar. Pero esto en principio no se contempla en la propia federación extremeño, que este martes, a través de la jueza única del comité de competición, dictamirá al respecto y en relación a qué ocurrirá finalmente con todos estos encuentros fijados.

El domingo fue un día movido, y no precisamente por el pretendido ascenso en el decano del fútbol regional.