El fútbol hace tiempo que dejó de ser cosa de hombres. Por fortuna. Los sueños en este siglo XXI son libres. De todos y para todos. Y las mujeres piden paso desde hace tiempo en el deporte rey. También en el arbitraje, como ya demostró hace un mes la extremeña Guadalupe Porras Ayuso siendo la primera mujer en estar en el trío arbitral de una final de la Copa del Rey. El domingo pasado, una colombiana afincada en Almendralejo hizo historia junto a dos compañeras al ser las encargadas de dirigir un partido de Tercera División. Por primera vez, un partido de categoría nacional masculina en Extremadura dirigido por tres mujeres: Melissa López Osorio, Flor Blanco Rejano y Alicia Galán Cayado.

Pero la historia es curiosa para Melissa López, de 28 años. Nació en Colombia, pero las circunstancias de la vida le hicieron trasladarse muy pronto, a los siete años, a Almendralejo. Su padre ha sido un amante del deporte. Incluso atleta federado. Ella, única fémina con tres hermanos, también se enamoró del atletismo. Entrenaba cada tarde en el polideportivo municipal con sus compañeras. Y con Juandi Bote, popular atleta extremeño y árbitro de Tercera. «Fue quien nos empezó a hablar del arbitraje, que lo probáramos y que nos llamaría la atención». Y así, desde hace ocho años, se convirtió en árbitro de fútbol.

Ésta es su segunda temporada en Tercera y el pasado domingo dirigió el partido entre Azuaga y Aceuchal junto a Flor Rejano, asistente de 27 años de Los Santos de Maimona; y Alicia Galán, su otra asistente natural de Olivenza, de 25 años. «Ha sido más mediático que especial el partido. Especial porque Alicia y Flor son amigas mías además de compañeras, pero no he notado diferencia porque el hecho de que pitáramos tres mujeres no debe hacerlo ni especial ni distinto», puntualiza.

Como a muchas de sus compañeras, sus inicios no fueron fáciles. En una de sus primeras temporadas, su madre le acompañó a un partido y no volvió más. «Me empezaron a insultar desde la grada algunos aficionados, lo típico, pero la sorpresa fue cuando la insultaron a ella también por ser mi madre. No volvió». Melissa se lo tomó como una anécdota, pues desde entonces ha sentido bastante respeto en el entorno futbolístico. «Afortunadamente, la educación deportiva ha avanzado mucho, tanto dentro como fuera de los terrenos de juego. Jugadores y técnicos, por lo general, son muy respetuosos. Y quizá en el público algunas veces pasan cosas, pero ya no hay esos comentarios machistas de antes. Hemos avanzado mucho».

Referentes

Melissa tiene varios puntos de referencia en su trayectoria. Uno, además de su padre, está en la familia. Dos de sus hermanos son futbolistas: Mateo, que juega en la Tercera madrileña; y David, que lo hace en el Solana de Primera Extremeña. El otro, Camilo, es árbitro como ella. De Primera Extremeña.

Pero su gran referente es Guadalupe Porras, «que además es amiga de verdad». Reconoce que «es una suerte tenerla porque nos lo hace todo más fácil y bonito. Nos ha demostrado que con ilusión y dedicación podemos llegar alto. Siempre nos tiende la mano y el teléfono para ayudarnos. Es especial».

Honesta

Pita en Tercera y, en ocasiones, sale de auxiliar a Segunda B con Manuel García. Reconoce que no es una colegiada especialmente ‘tarjetera’, «lo justo y necesario», y también confiesa que sólo expulsó a un jugador en estos dos años en la categoría. «Fue por doble amarilla y no recuerdo quién fue, la verdad».

Algo que valora mucho del arbitraje es «el compañerismo que hay dentro» y le encanta la preparación de los partidos. «Nosotros estudiamos cada semana los partidos que nos toca. Analizamos los equipos, los jugadores, el índice de tarjetas… todo. Pero trato de no tener datos numéricos que nos condicionen, como el hecho de saber quién tiene cuatro amarillas y puede estar apercibido o no».

Tiene el sueño de llegar arriba. A Primera División si es posible. ¿Y pitar a Messi o Benzemá? «Me da igual. No tengo predilección por pitar a nadie. Esto es un trabajo y para mi todos los jugadores y equipos son iguales».