El Badajoz era de superior categoría antes de empezar el partido. De hecho, lo ha sido toda la temporada y, posiblemente, desde hace varias. No consiguió el ascenso, pero sí lo más importante en el fútbol: que la afición confíe ciegamente en su equipo y en sus dirigentes. Y eso es más que mucho. Por eso este sábado, en el partido más importante de la historia más moderna de este Badajoz, la gente no falló. Creó un ambiente mágico desde primera hora con un culmen espectacular en el Nuevo Vivero.
Amigos, familiares, vecinos y conocidos. Todos unidos por una ciudad y unos colores. El Badajoz logró unir a su gente en torno a una seña de identidad. Y eso sólo pueden hacerlo los clubes con conectividad especial. El ambiente desde primera hora de la mañana fue fantástico, con pancartas blanquinegras por todos los rincones. La llegada del plantel al Nuevo Vivero fue algo para la posteridad. Miles de aficionados se agolpaban haciendo un pasillo central por donde pasó el autobús cebrado del Badajoz, con golpes en las ventanas de la emoción de unos jugadores emocionados con el escenario.
Dentro, el Nuevo Vivero rugió como antaño. El palco de autoridades estuvo repleto de personalidades, comenzando por el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que quería ser testigo en primera persona del ascenso de la región al fútbol profesional.
El ambiente en el histórico sábado histórico es comparable a los que pueden vivir clubs de mayor magnitud en sus grandes ocasiones. El Badajoz ha derrumbado la puerta del victimismo. Ahora se siente un club grande, sin límites y derecho a soñar con todo. Y eso no ocurre en un día, sino fruto de un arduo trabajo que lleva tiempo fraguando y que este sábado eclosionó en un mar de sensaciones.
A Segunda acompaña la Real Sociedad B de Xabi Alonso, que sufrió ante el Algeciras, al que remontó en la prórroga para apearla del sueño. Este domingo lo buscarán Ibiza y UCAM, que siempre miran y piensan más en defensa que en ataque. Al Ibiza le vale el empate. Y Burgos y Athletic B en Almendralejo, en un duelo muy parejo.
