La presencia del extremeño Alberto Ginés entre los 20 hombres que disputarán el primer título olímpico de escalada deportiva es un pequeño gran milagro. Sin rocódromo para practicar más allá de los que usan los escaladores aficionados, con entrenamientos a caballo entre Cáceres, Barcelona y Pamplona, Ginés logró la clasificación para Tokio «contra todo pronóstico» y en unas condiciones que la pandemia no ha hecho sino empeorar. Para el cacereño, de 18 años, el éxito es ser olímpico.

La aparición en su vida del entrenador David Macià, experto escalador desde 1982, fue determinante. Lo conoció con 7 años y empezó a entrenarlo a distancia, aunque llegó un momento, en 2018, que se hizo imposible seguir trabajando así. Se marchó al CAR de Sant Cugat.

Allí trabajo de forma preferente fue la flexibilidad. «Me hacía bastante falta», admitió. «Nuestro objetivo principal eran los Juegos de París 2024, pero como 2019 era el año de clasificarse para Tokio, que no se dijera que no lo habíamos intentado. Empezamos a entrenar, aunque mucho apoyo de la gente no teníamos, pero lo entiendo porque a nadie se le había pasado por la cabeza que me fuese a clasificar», reconoció el escalador.

Rápida evolución

«En la primera parte de la temporada no escalaba a gusto, como yo sabía escalar, y los resultados no acompañaban. Justo después del campeonato del mundo juvenil me fui un par de semanas a casa a descansar un poco. Estuve escalando con los amigos y no sé qué pasó, pero fui a una Copa del Mundo y volví como una persona absolutamente diferente. Escalé como yo escalo y empezaron a salir las cosas bien», recordó.

«No está nada hecho. Competimos 20. Yo voy a hacerlo lo mejor que pueda y que sea lo que sea»

Alberto Ginés - Escalador

Fue una sorpresa incluso para él mismo: «Las competiciones del preolímpico fueron saliendo mejor de lo esperado y de repente nos damos cuenta de que estamos clasificados para los Juegos Olímpicos. En la final éramos ocho y pasaban seis, pero había dos japoneses que ya estaban clasificados. El resto estábamos matemáticamente dentro».

Formato más difícil

El estreno de la escalada como deporte olímpico combina en una única clasificación las tres modalidades de velocidad, bloque y dificultad, cuando es raro que un mismo escalador domine las tres. «Nos perjudica a todos. Hasta hace cuatro años nadie preparaba las tres modalidades, solo en casos muy aislados. Pero en este formato olímpico hay que centrarse en las tres. La mayoría de los que hemos hecho dificultad y bloque no teníamos ni idea de lo que era la velocidad, hemos empezado desde cero. Y al revés. A nadie le ha beneficiado».

Para hacer velocidad, durante muchos meses los domingos por la tarde ha viajado «cinco horas en tren hasta Pamplona», donde entrenaba allí cuatro horas por la mañana antes de meterse otras cinco en tren para volver a Barcelona y seguir la semana normal.

«Para entrenar dificultad tampoco podemos aquí. En España hay cero. Lo hacemos como podemos y estamos esperando los fines de semana para irnos a Francia, Austria, Alemania o donde sea. Lo más cerca es Francia», apuntó.

Por eso, Ginés y Maciá reclaman «que se haga un centro para que la selección española pueda entrenar en condiciones, donde sea». «No podemos estar compitiendo así contra gente que tiene rocódromos de 15 millones de euros. Está siendo bastante difícil».

Un poco por detrás

Tras la pandemia, al retomar las competiciones se han dado cuenta de que, mientras sus rivales han tenido un año para mejorar, ellos sienten que se han estancado. «Respecto a los demás nos hemos quedado bastante atrás», señaló el técnico. «En Europa estuvieron todo el tiempo de confinamiento entrenando a puerta cerrada, pero aquí no, así que nos hemos visto bastante perjudicados. Los rocódromos estaban todos cerrados. Hemos hecho lo que hemos podido».

«La mayoría de los que hemos hecho dificultad y bloque no teníamos ni idea de lo que era la velocidad»

Alberto Ginés - Escalador

Ginés subraya el lado solidario de su deporte: «Es una parte bastante curiosa. Nosotros lo llamamos visualizar: vamos todos juntos a leer la ruta y lo comentamos entre nosotros, si es mejor de una o de otra manera. Son los valores de este deporte, ayudarnos, no hacer para que otro se caiga, sino pensar en hacerlo tú bien».

No piensa en una medalla, para la que ve favoritos al checo Adam Ondra, al alemán Alex Megos y a los japoneses Kai Harada y Tomoa Narasaki. Un diploma lo veía «más factible» antes de la pandemia. Ahora, hay más dudas. «Puede sonar la campana, como en el preolímpico. No está nada hecho. Competimos 20. Yo voy a hacerlo lo mejor que pueda y que sea lo que sea», dijo.

 La velocidad es la última modalidad que introdujeron en el proyecto olímpico, «aprovechando las pruebas de la Copa del Mundo para entrenarla de competición en competición». «Parece raro, pero solo la tocábamos de muro en muro cuando nos tocaba competir. Luego cambiamos la estrategia con una cuña importante de velocidad. En Pamplona intentamos hacer un resultado más estable en velocidad para no depender tanto de la incertidumbre de los bloques que nos pongan», dijo Macià.

«Después de las pocas posibilidades que teníamos de clasificarnos para los Juegos, si con un escalador olímpico aún no tenemos más que una instalación de velocidad y ningún muro de competición de cuerda en condiciones, me cuesta creer que con una medalla eso fuera a cambiar a corto plazo. A largo plazo ya veremos. Pero para nosotros no hay excusas. No vamos a renunciar a nada. Si nos quedamos el 20 podremos decir que al menos hemos estado ahí para intentarlo», concluye el técnico del escalador cacereño.