Acaba de empezar. En Extremadura es la única jueza en un terreno dominado históricamente por hombres. Pero Soledad Fernández, primera extremeña jueza de silla en el tenis, piensa a lo grande, en dirigir torneos como el Madrid Open o el Conde de Godó. Los Grand Slam los deja para después. Sus inicios como jueza de tenis se remontan a su amor y afición por el tenis. «Yo siempre he estado relacionada con el tenis, de pequeña siempre jugué, pero claro, llegar a ser profesional es muy difícil, hay muchísimo nivel», explica.

A pesar de haber nacido en Talavera de la Reina, desde hace años, Soledad Fernández (1985) reside en Navalmoral de la Mata. La deportista se encuentra en el foco del tenis regional, ya que el pasado 4 de julio arbitró en uno de los torneos más importantes de la región, el torneo Cáceres Patrimonio Orencio Carrascal. La joven árbitra se empieza a consolidar como una de las grandes promesas dentro de la Federación Extremeña, y quién sabe si en el futuro será llamada para arbitrar una competición de alto nivel. 

Ella recomienda tomar este tipo de salidas cuando la pasión por el deporte que practicas te impide dejarlo. Asegura que durante unos años, se estuvo preparando y estudiando el curso de formación y «es una forma de seguir haciendo lo que te gusta». A pesar de que todavía le quedan años por delante, la árbitra afirma que «vivir de esta profesión es muy difícil, muy pocos pueden, yo esto me lo tomo como un hobby», comenta.

Única en el circuito

Resulta curioso que de los 19 árbitros de la Federación Extremeña de Tenis, solo haya una mujer. Estos datos pueden parecer preocupantes en la esfera de la sociedad actual, pues se sigue avanzando en la igualdad de hombres y mujeres en los diferentes puestos de trabajo. «Yo creo que esta función siempre ha estado más enfocada para los hombres», opina, aunque asegura que «con el paso del tiempo yo creo que habrá más mujeres juezas de silla». Solamente el futuro podrá confirmar los pronósticos de la árbitra. La Federación Extremeña se encuentra a la cola en los porcentajes de presencia femenina en este ámbito.

 Por su parte, el trato que ella mantiene con la Federación Extremeña es de sobresaliente. «La verdad que yo no me puedo quejar, La Federación Extremeña me está tratando muy bien, me siento como en mi casa». Fernández no duda en reconocer lo agradecida que está a los directivos por las oportunidades que le están brindando, y que «hablo mucho con los directivos y cuando tengo la oportunidad se lo agradezco». Durante el curso para ser jueza de tenis, realizó, asegura que «durante las prácticas, estuve tutorizada por un juez de silla hombre, y me trató súper bien, no tuve ningún problema con él».

Soledad Fernández fue la presencia arbitral en el torneo Cáceres Patrimonio Orencio Carrascal, haciendo historia dentro del propio torneo y el tenis de la comunidad. Confirma sus buenas sensaciones. «Acabé muy contenta, ya que a ese torneo asistieron tenistas que tenían buen nivel, y me supuso una gran satisfacción personal poder intervenir ante gente con tal nivel», asume.

La jueza de silla se pone en el horizonte objetivos más altos. Aunque sea la única en el circuito extremeño, asegura que «con el paso del tiempo habrá más mujeres, se irán animando». La función que desempeñan mujeres como Fernández, referentes y pioneras en lo suyo, es algo poco frecuente. En un futuro, puede que ella sea una embajadora más de Extremadura, como ahora lo son la árbitra de baloncesto cacereña Esperanza Mendoza o la colegiada de fútbol pacense Guadalupe Porras.