Hace 29 años que el arquero Juan Carlos Holgado Romero consiguió la gloria olímpica en los JJOO de Barcelona. Este cacereño nacido circunstancialmente en Alemania ha visto cómo ya no es el único deportista de oro de la ciudad extremeña. La sorprendente irrupción del escalador Alberto Ginés y su título en Tokio le ha llenado de alegría, al tiempo que de orgullo, por acompañarle en tan espectacular hoja de servicios para el deporte extremeño. A sus 53 años, vive en Lausanne (Suiza), donde se dedica profesionalmente al tiro con arco. Holgado habla aquí de Ginés, a quien aconseja y valora extraordinariamente anticipando que va a manejar bien su éxito.

¿Cómo se enteró de que ya no era el único cacereño con medalla de oro olímpica?

Me enteré al momento. Estaba siguiendo los Juegos a través de la radio y la televisión y supongo que sería a los cinco minutos de conseguirla. Me llevé una alegría enorme porque es un chico muy joven, cacereño y con talento. Es una satisfacción muy grande, estoy contentísimo de su éxito.

¿Qué queda de aquel muchacho de 24 años que consiguió la gloria en Barcelona?

Pues espero que mucho. Más maduro, más canas… pero con mucha ilusión en las cosas que me motivan. Tengo la alegría de trabajar en lo que adoro, que es el deporte y su gestión. Y además en mi deporte, en el tiro con arco. Espero que me quede mucho. Mi familia me dice que todavía soy un niño. Me queda por madurar unos cuantos años, pero también mucho de ese chico de 24 años.

¿Cómo es su vida dentro y fuera del deporte?

Pues muy ocupada. Vivo en Lausanne, la capital olímpica, soy director de la Fundación de la Federación Internacional de Tiro con Arco y también del Centro de Alto Rendimiento, con lo cual los días están muy ocupados entre la gestión de la logística y los presupuestos y también le dedico tiempo a entrenar a deportistas de alto nivel que vienen al centro, además de la propia promoción del mismo. Trabajo entre 8 y 10 horas al día, de lunes a sábado. El resto lo paso con mi familia, con mi hijo Lucas, de 13 años, y mi mujer, Raquel. Aparte, me gusta jugar al tenis y un poco de todo relacionado con el deporte. Intento mantenerme sano a mis 53 años, en definitiva.

Pasado el tiempo, ¿qué cambiaría de aquellos años de deportista de élite?

Nada. Siempre nos quejamos de falta de instalaciones y de medios, pero también es cierto que esa falta de instalaciones y medios nos hizo ser más creativos, más luchadores, más ‘machacas’, con lo cual cambiaría poco. Que hubiera menos conflictos, quizá, ya que entonces había demasiados desde las federaciones regionales como la extremeña hacia la española. Yo fui el primer deportista profesional que me dediqué al tiro con arco y que hice de esto mi vida fue una revolución. Hubo que romper muchas barreras y me tuve que pelear mucho. Tuve ayuda de mi familia y de gente que creyó en mí, pero ello creó muchos conflictos y tensiones. Eso sería lo único que cambiaría, si acaso, de aquella época. Eso de ser pionero siempre cuesta porque hay que abrir caminos, pero me hubiera gustado tener menos resistencia y más apoyo. Fuera de eso también me hizo más competidor, más peleador, más buscando soluciones cuando las cosas son difíciles. No hay mal que por bien no venga.

¿Algún consejo para Alberto Ginés sobre lo que le viene ahora?

No sé si puedo. Lo primero es conocer, y él lo sabrá mejor que yo, que éste es un éxito importantísimo. Los Juegos Olímpicos son más que cualquier otra cosa, más que los campeonatos del mundo. Socialmente tienen mucha repercusión. Cuando pasan dos años de ser campeón del mundo ya no lo eres, eres el ‘excampeón del mundo’. Sin embargo, esa medalla de oro olímpica le va a acompañar toda su vida y va a tener más credibilidad y prestigio, pero también más responsabilidad. Va a ser un rol model, un modelo de deportista. Por lo poco que le he visto en la prensa parece un chico humilde y majo. Por lo demás le diría que siga motivado, haciendo lo que le guste y que, cuando termine su vida deportiva, si es capaz de devolverle lo que le ha dado y ayudar a otros, pues muy bien. Es una satisfacción enorme ayudar a otros a conseguir sus sueños, ese que él acaba de conseguir y yo logré en su momento. Por lo que veo, a pesar de su juventud, Alberto va a manejar bien ese éxito y en su justa medida, como hacen grandes deportistas con Pau Gasol o Rafa Nadal: con humildad, realismo y trabajando día a día.

Fátima Agudo sigue trabajando para su deporte y consiguiendo títulos nacionales absolutos. ¿Qué opina de ello?

Es que Fátima es una fenómena. Es admirable, es loable, es un ejemplo de cómo se puede pasar del deporte de élite competitivo al deporte competitivo lúdico. Ella entrena con mucha constancia, pero es madre, esposa… y a pesar de que tiene sus limitaciones, eso no le frena para que siga pensando en lo más alto y sacando lo mejor en cada momento. Quizá no esté para ganar un campeonato del mundo, pero sí para campeonatos de España y con mucha solvencia. Es un ejemplo a seguir para todo deportista y me alegro mucho de ello y la felicito cada vez que puedo.

En lo que se refiere a instalaciones y posibilidades de tiro con arco en su tierra, ¿cuál es su diagnóstico?

Sí que ha habido mucho progreso en las instalaciones deportivas y hay una sala y los conocimientos de cómo hacer entrenamientos planificados. Se ha evolucionado mucho, pero siempre se puede mejorar. El campo de tiro de la diputación está en las afueras, no es de fácil acceso. Sigo desde la distancia el deporte extremeño por amigos como Tato, el marido de Fátima, que me informa, la propia Fátima o la presidenta de la federación extremeña, Raquel de San Macario, pero no estoy muy al día al completo. Leo los periódicos extremeños y sigo las noticias de mi tierra porque me interesa y porque mi familia sigue allí, pero no en el minuto a minuto. Se puede conseguir un poquito más por la cantera que hay, desde luego.