«Desde que lo practico he notado una mejoría en mi discapacidad. Yo animo a la gente a que lo haga, que se va a sentir mejor. A mí me ha aportado un cambio radical en mi forma de entender la vida y de afrontar los problemas». Sergio Palomares Rubio (Pamplona, 24 de abril de 1984) vive en Plasencia desde hace 20 años y trabaja en un centro especial de empleo. Su próximo hogar estará en Cáceres y su meta más cercana es reclutar adeptos para su deporte, el parakarate.
«Es poco conocido aún», asume Palomares, en quien el presidente de la Federación Extremeña de Karate, Daniel Timón, ha puesto toda su confianza para que esta disciplina tenga recorrido en la comunidad. “Yo era el único que practicaba el parakarate en Extremadura y vamos a ver si hacemos que esto tire hacia adelante porque está muy bien. Yo le digo a la gente que lo pruebe, que estoy seguro que no va a quedar indiferente», agrega.
De mentalidad inquieta, Sergio Palomares intenta dar rienda suelta a su entusiasmo, que antes desarrollaba a través del baloncesto y como oficial de mesa. La enfermedad que padece, la esclerosis múltiple, causa estragos en cuanto a limitaciones, pero él afirma que la motivación no decae. «El calor lo llevo mal», pone como ejemplo. Y aduce en cuanto al éxito o no. «Todo depende de cada uno. Lo que sí tengo claro es que a mí me ha fortalecido de arriba a abajo», asegura.
Sin contacto
«Sé que es difícil, super complicado», asume, pero él anima a todos aquellos que tengan algún tipo de discapacidad a probarse poniéndose en contacto con la Federación Extremeña de Karate, donde le darán todas las indicaciones para poner en marcha su condición de deportista con el propio Palomares como director técnico. «No hay contacto», dice. Esto es, el combate de kumite no está reglado en el parakarate. En Tokio ha sido protagonista esta disciplina.
«Tanto el karate como el parakarate son caminos de crecimiento personal para favorecer cuerpo, mente y espíritu. Es algo íntimo y personal que se comparte con tus compañeros y compañeras guiados por las enseñanzas de un maestro», explica el karateca.
Y sobre cómo empezó, cuenta con una indisimulada pasión. «Fue mi tío Juanjo quien, en una etapa de bajón, me sugirió empezar a practicar karate, como él. Aquello resultó ser un antes y un después. Y recomienda con total entusiasmo «que la gente lo pruebe, que no se lo piense más. Es un camino intenso y apasionante para disfrutar con calma y sin prisas». Sergio Palomares, el parakarate como ilusión y como motivación extra.