Lo suyo ha sido siempre la defensa, aunque el domingo estuvo cerca de reencontrarse con el gol en el Cacereño. Lleva Luis Aguado «tres o cuatro años» sin ver puerta, pero no es su trabajo («mis goles se pueden contar con las dos manos, y sobra algún dedo»). Su labor es evitar que los atacantes rivales entren por su banda, la derecha. Y ahí es un muro prácticamente infranqueable, un seguro, un jugador que parece que se multiplica. 

«Rubén me dio un pase increíble y, como no me suelo ver en esas situaciones, no supe reaccionar rápidamente y el portero se me echó encima. Me falta el instinto del delantero», ríe el protagonista, que vive en el Cacereño su primera aventura fuera de la Comunidad de Madrid, donde se ha desarrollado toda su carrera. Las siete temporadas anteriores ha estado Luis Aguado (Madrid, 16 de abril de 2000) en el Rayo Vallecano, desde cadete de primer año hasta el filial, con el que ha jugado tres campañas antes de recalar en Cáceres.

Es el benjamín del Cacereño (justo tres meses más joven que Carlos Daniel, nacido el 16 de enero de 2000) y sus compañeros se refieren a él como ‘el juvenil del equipo’. «Me tratan todos fenomenal», recalca el madrileño, que se ha hecho dueño del lateral derecho (salvo un partido, que jugó en el izquierdo rindiendo igualmente a un gran nivel). Ha jugado de inicio todos los partidos, algo que además de él solo han conseguido Kamal y Yael.

«Al final siempre hay un poco de suerte en todo», cuenta Aguado sobre esta situación. Y se refiere a la lesión en pretemporada de Raúl Espinosa («es un gran jugador y una gran persona», dice sobre él). Todo, lógicamente, está aderezado con su gran momento de forma. «Estoy con confianza y tendré que aprovecharlo».

De mediocentro a lateral

La trayectoria de Luis Aguado le lleva del equipo del colegio, donde jugaba al fútbol sala, al Puerta Bonita, ya en fútbol 7. Y de ahí a la Chimenea antes de recalar en el Rayo Vallecano, donde creció como jugador. Ahí aterrizó, rememora, como medio centro defensivo. Algún entrenador le probó de central y no lo hizo mal («me sentía bastante bien»). En el eje de la zaga se desarrolló durante varias temporadas, alternándolo con el lateral, posición en la que finalmente, desde hace «dos o tres años», juega. «Por la altura tuve que decantarme más por el lateral».

Luis Aguado observa a Kamal, presionado por Wilson Cuero. JOSÉ PEDRO JIMÉNEZ

Terminado contrato con el Rayo, el pasado verano se le abría un nuevo horizonte y su representante le habló del Cacereño, de Cáceres y de la afición del club. La mezcla le gustó y «decidimos venir». Ahora habla maravillas del club, «humilde, pero todo son facilidades», de la ciudad y de la afición:«Me quedé impresionado la primera vez que pisé el estadio y, sobre todo, el día del Coria. Se me puso la piel de gallina». Y eso que llega desde el Rayo, un club donde «la afición es lo mejor que tiene».

Enfadado por el empate

Entiende Aguado el enfado con el que parte de la grada se marchó el domingo tras el empate contra el Mensajero (1-1). Lo entiende porque él mismo está dolido. «Al verte tan superior y que no se refleje en los puntos... es normal el cabreo. Al final los más jodidos somos nosotros», dice en referencia a los futbolistas. Para el domingo ante el Antequera espera un partido duro, difícil. «En este grupo es imposible tener un partido tranquilo». 

El futuro no es algo que le quite el sueño. Claro que le gustaría llegar a Primera, «también a la selección, como todo futbolista», pero lo que tiene más claro es que quiere seguir disfrutando del fútbol muchos años. «Lo que quiero es jugar lo máximo posible, aunque siempre es complicado, hacer un buen año individualmente y que mi equipo lo haga lo mejor posible. Tener una buena actuación y gustar al público». Sencillo. Y si además hace disfrutar y vibrar a la grada, «mucho mejor».

El Antequera cambia de escenario para recibir al Cacereño este domingo

El Antequera-Cacereño de este domingo (12.00 horas) no se jugará en el campo habitual del conjunto antequerano, El Maulí, debido a unos trabajos de mejora. El encuentro se traslada a laCiudad Deportiva de la Federación Malagueña de Fútbol, en Málaga. Es la segunda salida consecutiva donde el conjunto verde no juega en el campo habitual de su rival. Ya le pasó con el San Fernando, ya que en lugar de disputarse el partido en la Ciudad Deportiva Maspalomas se jugó en el campo El Tablero, con un césped artificial que no estaba en las mejores condiciones, como contó después Julio Cobos. En este caso, al menos, se jugará sobre hierba natural.

El Antequera es quinto con dos puntos menos que el Cacereño tras perder el pasado sábado contra el Córdoba (2-0). Antes, en su último encuentro como local, había empatado ante el San Roque de Lepe (0-0).