62 - Cáceres Patrimonio de la Humanidad: Jorge Sanz (0), Devin Schmidt (8), Romaric Belemene (12), Duje Dukan (7), Ben Mbala (16) --cinco inicial-- Jaume Lobo (13), Carlos Toledo (2), Julen Olaizola (2), Javier Vasallo (2).

71 - Movistar Estudiantes: Lucas Faggiano (12), Adams Sola (12), Rubén Domínguez (4), Nacho Martín (2), Darel Poirier (2) --cinco inicial-- Edwin Jackson (23), Felipe dos Anjos (2), Héctor Alderete (0), Nacho Arroyo (0), Nemanja Durisic (10), Emil Stoilov (4).

Marcador por cuartos: 15-16, 32-30 (descanso). 47-43 y 62-71 (final).

Árbitros: Munar, García y Sastre. Sin eliminados.

Incidencias: Novena jornada de la LEB Oro. 2.500 espectadores en el Multiusos.

El cuento no tuvo final feliz y el abrupto despertar de los últimos minutos, con la lógica imponiéndose sobre la pista del Multiusos. No, no ganó el Cáceres Patrimonio de la Humanidad al Movistar Estudiantes (62-71), como fantaseó durante la mayor parte de la noche, pero sí que al menos dejó una imagen de competitividad y puede que convenciese a algunos de los no habituales que esta vez sí acudieron a la grada que merece la pena dejar las noches de los viernes viendo baloncesto en vivo.

Hizo literalmente lo que pudo el conjunto de Roberto Blanco ante un oponente muy superior sobre el papel, máximo favorito para regresar a la Liga Endesa por la vía rápida. Si ya las diferencias son grandes entre ambos, se ampliaron con las ausencias de Manu Rodríguez y Mateo Díaz. Que al ‘Estu’ le faltasen Javier Beirán y Johnny Dee seguro que le hizo menos daño.

Belemene se cuelga del aro. SILVIA S.F.

No fue un paseo. Y eso es lo mejor que puede decirse. Con un porcentaje un poco mejor en triples (ese paupérrimo 1/17 final no tiene precedentes en la historia del equipo) la resolución quizás hubiese sido otra. Pero la impresión fue que todo caería por su propio peso tarde o temprano. Lo segundo más importante después de intentar ganar era pelear al máximo, dignificar la camiseta. Y ese objetivo sí se cumplió.

Más allá del resultado, fue una noche agradable en el Multiusos, con más del triple del público habitual y muchas ganas de disfrutar del baloncesto. El club también puso de su parte con un extra de ambientación a través de una charanga. Y tampoco faltaron hinchas visitantes.

La primera parte tuvo mucha más emoción que calidad, al menos a nivel ofensivo. El Cáceres planteó el partido de un modo claro: a morir en defensa e intentar que en ataque fuesen saliendo las cosas a sus principales referentes. No aparecía mucho Devin Schmidt, pero sí Romaric Belemene, que volvió a confirmar que, como mínimo, tiene ‘chasis ACB’.

Aficionados en el Multiusos durante el partido entre el Cáceres y el Estudiantes. SILVIA S.F.

Faltaban canastas (4-4, min. 5), pero no momentos muy especiales, como la salida a pista de Javier Vasallo, un chico de 20 años del filial que cumplió sobradamente dando descanso al único base profesional disponible, Jorge Sanz. De hecho, entró con 8-12 y se sentó 22-18. Un fantástico triple de Jaume Lobo había cerrado el primer cuarto con 15-16.

El Estudiantes no estaba cómodo y apenas encontraba el camino de la canasta verdinegra a través de Edwin Jackson, uno de sus ilustres. Y los locales empezaron a creérselo de verdad, con un Belemene desatado y la defensa sin perder un ápice de intensidad. El problema es que los dos ‘cincos’, Ben Mbala y Julen Olaizola, acumularon pronto faltas.

El escasísimo acierto en los triples (2/20 entre los dos conjuntos) explica el bajo marcador al descanso (32-30). La mejor noticia es que había partido, que no iba a ser un ‘clinic’ colegial.

El partido regresó de los vestuarios igual de trabado, con las canastas cayendo a cuentagotas. Era un escenario que convenía al Cáceres, cuyo principal miedo era que el Estudiantes cogiese una racha que le destrozase.

El momento clave

El desgaste físico no podía con la defensa cacereña, que seguía siendo igual de intensa que al principio pese a que la rotación era escasa. Y aunque el ataque no terminaba de funcionar, el respiro llegaba desde la línea de tiros libres. Ese tercer cuarto acabó 47-43, una renta escasa, pero valiosa para afrontar los últimos diez minutos soñando con la proeza.

Seguidores del Estudiantes. SILVIA S.F.

La grada se calentó con el arbitraje con dos jugadas muy parecidas resueltas de forma distinta. Le faltaba ese ingrediente al partido. Eso, y un poco más de decisión ofensiva del Estudiantes, hizo que la tendencia variase (54-58, min. 34). Acabaría siendo definitivo.

El choque entró en sus últimos tres minutos aún en el filo (60-63), pero entonces reapareció Jackson para clavar dos triples absolutamente asesinos. De esa lona ya no pudo levantarse el Cáceres, agotado en todos los sentidos. Su cuarta derrota consecutiva (ahora ya el balance es negativo, 4-5) obliga a una reflexión: a una plantilla tan corta no se le pueden pedir milagros si se añaden problemas.