Fue uno de los indiscutibles la temporada pasada. Y la anterior casi que también. Pero esta, cosas del destino, o más bien del fútbol, ha tenido casi que empezar de cero, volver a currarse un puesto en los esquemas de Julio Cobos. Es Carlos Daniel Dorado, que a pesar de sus escasos 21 años ya es casi todo un veterano en el Cacereño, al que llegó, más bien regresó, en 2019.

Hasta Córdoba, en la jornada número once, no disfrutó de su primera titularidad. Y antes, apenas 12 minutos sobre el terreno de juego en el duelo contra el Cádiz B. Y, tras Córdoba, una nueva titularidad, esta ante el Montijo y en casa, sus primeros minutos de la temporada en el estadio Príncipe Felipe. 

«Me ha dado mucha confianza», reconoce Carlos Daniel, que durante todo este tiempo se ha armado de paciencia para seguir trabajando duro, «esforzándome al máximo». Yno ha sido fácil. Porque, seguro que como la gran mayoría, necesita jugar para sentirse futbolista. «Si no, me hundo». Pero no se hundió. Esperó su oportunidad y ha llegado.

Imposible confiarse

Pero en este Cacereño de las infinitas rotaciones (Cobos no ha repetido once en las doce jornadas disputadas) no vale relajarse. «Es imposible, pero tanto en mi posición como en cualquier otra. Puede entrar cualquiera, hay que seguir trabajando bien y no confiarse», dice este central zurdo que ha tenido incluso ofertas de superior categoría, aunque en verano optó por quedarse en Cáceres, en su ciudad, en su equipo. 

Carlos Daniel ya piensa en el Villanovense. No sabe si le tocará jugar o no, pero sí que espera el derbi con cierto aire de revancha. Porque no olvida la final por el ascenso disputada en Almendralejo ante el conjunto serón. «Creo que va a ser un buen partido, muy intenso. Y al menos yo tengo ganas de ganarles bien ganado», dice entre risas. También asegura que será «bonito» del duelo de Copa contra la Ponferradina, pero eso llegará después. Ahora hay que centrarse en la liga. 

Y en esta liga el central cacereño cree que el equipo empieza a ganarse el derecho a soñar con algo más que la permanencia, el objetivo oficial. «A lo mejor sí que es verdad que podemos pensar incluso en jugar playoff».

En lo que realmente piensa es en seguir trabajando para volver a contar con la confianza de Cobos, un entrenador, dice, al que le debe mucho, ya que ha sido con él en el banquillo con el que ha crecido en el Cacereño, no solo como futbolista, también como persona. «Quizás otro no hubiese apostado tanto por mi».