El acento extremeño de la Liga EBA no se reduce a lo que aporten Sagrado Corazón Lithium Iberia, Torta del Casar y City of Badajoz Academy en el subgrupo D-B. En el D-A, que está íntegramente formado por equipos andaluces, el jugador más valioso estadísticamente por ahora es un emeritense: el polivalente David Espadiña, todo un veterano de la cuarta categoría nacional del baloncesto a sus 28 años.

Espadiña, que alterna las posiciones de ‘3’ y ‘4’ y mide 2,01, está haciendo lo que coloquialmente se llama un ‘temporadón’, el mejor de su vida. En su tercer año con el Oh!Tels de La Línea de la Concepción, tercero del subgrupo, promedia 14,7 puntos, 7,5 rebotes y 3 asistencias permaneciendo 30 minutos en pista. Eso le da una valoración de 21,5, algo que no supera ninguno de sus rivales.

Empezó algo mayor en el baloncesto, con 12 años, en el Formación Deportiva Mérida. No era un jugador especialmente llamativo en categorías inferiores, fuera del radar de la federación autonómica para sus selecciones. Cuando cumplió 18, en 2011, se marchó a Badajoz para estudiar la carrera de Administración y Dirección de Empresas y debutó en EBA con el ABP local, un club que cambió varias veces de denominación y con el que acabaría seriamente disgustado tras tres años.

«Había jugadores como Luisma Lorido, Lorenzo Díaz, Félix Ortiz... Era difícil ganarme minutos. Cuando empecé a coger galones, me rompí el ligamento cruzado y estuve un año rehabilitándome en casa porque el trato del ABP fue lamentable, intentando aprovecharse de la situación», recuerda.

Se recuperó bien y saltó a Plasencia, donde, de la mano de Jesús Porras, estuvo otros tres años en la misma competición: dos con el clásico Ambroz y uno con el Adepla. Su salto fuera de la región, una vez terminado su periplo universitario, no se produjo hasta 2018, con el Cazorla. «Busqué trabajo para quedarme en Mérida y en Plasencia, pero me llamó Francis Sánchez. Era un proyecto muy interesante», apunta.

La ‘espina’ de la LEB Plata

A La Línea de la Concepción llegó un año después y allí es donde ha terminado de asentar su juego, convirtiéndose en un hombre importante y donde se siente bien tratado. «Es difícil encontrar un equipo en EBA que te permita mantenerte sin tener que encontrar un trabajo a media jornada que te complemente a nivel económico, aunque aun así lo estoy buscando», afirma. En el Campo de Gibraltar también encontró pareja.

A Espadiña le gusta hablar de que está en su «madurez deportiva, porque entiendo el juego y la liga me la conozco porque llevo muchos años en ella. Casi siempre somos los mismos más los niños que vienen saliendo de las canteras». Y esgrime sus números para pensar que podría jugar quizás un escalón más arriba, en la LEB Plata. «Sería ya otro nivel a nivel de profesionalidad, viajes mucho más largos y demás, pero me gustaría probar para ver qué tal podría hacerlo, decir que por lo menos lo he intentado», señala.

¿Y volver a Extremadura algún día? El escenario no parece muy favorable en la Liga EBA: «El problema es el salario. A alguno le he tenido que colgar el teléfono porque me ofrecían 150 euros al mes. Y claro...».