«A principio de la pretemporada nadie se lo podría imaginar, pero una vez que el equipo estaba al completo y nos hemos ido conociendo todos, sabía que estábamos capacitados para estar arriba». Lo dice el media punta Pablo Platero (Usagre, 1988). En similares términos se expresa su compañero, el delantero Iván Fernández (Retamal de Llerena, 2000). «Nadie se podía pensar que íbamos a situarnos segundos en la jornada 12, pero creo que no es casualidad. Estamos trabajando muy bien y eso se nota: cuando conocí a mis compañeros no tenía dudas de que íbamos a competir muy bien».

Son las doce de la mañana en el gimnasio Triángulo Fit Cáceres y los dos futbolistas del Coria, habituales aquí con su compañero Mancha y varios del club líder de Tercera, el Diocesano, se ejercitan por su cuenta para no perder un ápice de opciones de ser de la confianza de Raimundo Rosa, Rai. Ambos dicen que el técnico es factor clave en el éxito, «sin duda», porque «tiene confianza en todos, y la prueba son las rotaciones que hace, que nos tienen enchufados a todos».

Platero e Iván son dos de los siete jugadores que viajan desde Cáceres a Coria para entrenar o jugar. El de Usagre, máximo goleador del Cacereño la pasada temporada, dice que, aunque su primera opción era quedarse en el CPC «porque tenía otro año de contrato», está «muy feliz» como celeste. Todo, eso sí, sin una mala palabra contra su último club: «fue mi mejor año y si estoy en esta categoría es por eso», comenta convencido alguien que consiguió su primer gol en la Segunda RFEF el pasado fin de semana: el espectacular 0-1 en casa del Cádiz B. «Fue bonito sí, y con la izquierda; ahora me quedan los de la derecha», comenta distendidamente Platero cuando se le plantea la plasticidad de su tanto y que ello iba a ser complicado de emular.

Iván, que ha anotado de momento dos dianas, dice que en el Coria ha encontrado una lucidez que había perdido cuando le firmó al Alcorcón, al que llegó procedente del Diocesano, con el que contribuyó, sin hacer los 17 años, al ascenso a Tercera al mismo tiempo que goleaba con el juvenil en División de Honor de Adolfo Senso. «No estaba centrado, tenía la cabeza en otro sitio; la pandemia...», dice este estudiante de Criminología que se prepara ser policía, aunque como a Platero (éste ha terminado, a falta del proyecto final, Magisterio) le gustaría ser futbolista profesional muchos años.

De momento ambos disfrutan extraordinariamente de la capital del Alagón en un club en el que es fundamental el vestuario que se ha formado. «Por supuesto que es así, de verdad», vienen a decir ambos. «Estamos encantados por el ambiente es inmejorable y eso se nota en el campo». Casi las mismas palabras que su líder, Rai.

«Al 95 por ciento que tenemos cerca el objetivo». Hablan de salvación por pura humildad, pero sueñan con más.