El pasado 23 de mayo, en una entrevista publicada en este periódico, el presidente del Cacereño, Carlos Ordóñez, lanzaba un enigmático anuncio: «este año deparará sorpresas en el CPC». Y tanto. ¿Se refería al megaproyecto para el estadio Príncipe Felipe? Evidentemente sí.

Siete meses después y ya rozando la entrada en el 2022, lo desvelado por este periódico este mismo fin de semana estaba ya en los despachos de los políticos y los técnicos de los fondos europeos. En enero de 2021 estaba presentado: 13 millones de inversión en una infraestructura global (se incluyen los 4’5 millones en los que está tasado el estadio) que contempla la construcción de un pabellón multiusos, una residencia de deportistas o varios campos de entrenamientos, además del cerramiento del recinto futbolístico del decano extremeño. Y todo ello, entre otras mejoras sustanciales en coordinación con las instalaciones de El Anillo y la Ciudad Deportiva de Cáceres.

La noticia ha creado una expectación absoluta entre los aficionados del CPC, la mayoría expresando un tono rayano en la euforia, aunque también algunos han sido más escépticos por la ambición del proyecto. Había un mutismo evidente en torno a lo que se había ideado, pero en el club ha insuflado optimismo el hecho de que sea apoyado por el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, y también por el alcalde cacereño, Luis Salaya. La prudencia ha hecho que todavía no sea oficial, pero todos están a una. Y el convencimiento de que saldrá adelante también es evidente.

Diferencia sustancial del césped del Príncipe Felipe. CP Cacereño

El ambicioso plan tiene un germen palmario y decisivo: el empeño del consejo de administración encabezado por Carlos Ordóñez y secundado por sus dos hombres de confianza, Juan Miguel Olmeda, ‘Gelo’y Antonio Fernández, por mejorar todo lo relativo al club y, en especial, todo lo que se refiera al estadio Príncipe Felipe ante lo que se puede estar generando.

«El camino se demuestra andando», expresó Ordóñez en el video de la campaña de abonados de este año. Y tanto. Su figura ha sido casi unánimemente alabada por todo lo que ha hecho durante los tres años que lleva al frente del club verde. Y la aceptación de su proyecto ha multiplicado la ilusión.

La imagen del empresario a pie de campo arreglando el césped, un clásico ya, ha sido valorada en positivo fundamentalmente por lo que ha supuesto: nunca el terreno de juego ha gozado de la ‘salud’ actual. Pero es que el Cacereño se jacta de estar al día con los organismos públicos: hacienda, seguridad social, ayuntamiento, diputación y Junta. 

El club ha pasado en este tiempo de 400 a 1500 abonados, además de haber conseguido ser ahora segundo en Segunda RFEF, a la que accedió tras cinco largos años en la Tercera. Este último año se ha creado un equipo filial, que está firmando una buena campaña en la Segunda extremeña.

En cuanto a la propia infraestructura han sido innumerables los cambios operados en el Príncipe Felipe: puede que lo más llamativo sea lo del césped o la instalación de la terraza de verano, pero también se ha ‘lavado la cara’ a los exteriores y, por supuesto, a los interiores: desde los baños a los vestuarios a la pintura de los asientos.