Cuando a Adriana Cerezo (Alcalá de Henares, 24-11-2003) se le pregunta por Navezuelas, la pequeña localidad de Las Villuercas de la que procede su padre, David, se le ilumina la cara. «¡Es mi pueblo! Siempre lo va a ser», suelta. La suya consiguiendo la medalla de plata en la categoría de -49 kilos en la competición de taekwondo de los Juegos Olímpicos de Tokio es una de las grandes imágenes del deporte español en el año 2021.

Fue, de hecho, el primer metal logrado por España en la cita japonesa. «Es un momento irrepetible. Ojalá pueda ir a más olimpiadas, pero no creo que sea igual. Cada vez que se me viene a la cabeza me llegan las mejores sensaciones de mi vida, mi mejor momento»», cuenta. Ella es un poco de varios sitios: nació y vive en la Comunidad de Madrid, compite por Castilla-La Mancha, su madre es de un pueblo de Zamora (Castilla y León) y el círculo lo completa Extremadura. «He ido allí todos los veranos que me ha sido posible», apunta. No faltan las risas cuando se le pregunta por «alguna gamberrada que cayó» con sus primas, pero «todo son buenos recuerdos que espero revivir cuando pueda».

Navezuelas (646 habitantes censados en 2018) siguió con intensidad lo sucedido el 24 de julio. En su pabellón se instaló una pantalla gigante para que sus habitantes, incluso de madrugada, siguiesen los sucesivos combates de Cerezo, que fue eliminando rivales hasta que perdió en la final casi en el último segundo contra la tailandesa Panipak Wongpattanakit (11-10). Una locura de orgullo localista se apoderó del lugar. «No esperaba esa repercusión en ningún sitio, pero en mi pueblo menos. No sabía que se iba a montar eso. Me puse muy contenta al ver que lo habían vivido tanto», dice la taekwondista, que busca cuadrar una fecha para el homenaje que se le ha prometido. «Se han portado muy bien», declara. El propio pabellón se anunció que llevaría su nombre.

Competir y disfrutar

Mientras tanto, sigue con su preparación… y su instituto. La nueva temporada se avecina con campeonatos de Europa y del mundo, además de varias pruebas del Grand Prix. Para estar en los Juegos de París-2024 hay que acumular buenos resultados desde ya mismo, un proceso que también quiere recorrer con intensidad. «Estoy entrenando al 200% para alcanzar los objetivos», dice. Pero para ella no parece ser un problema entregarse al máximo en base a una filosofía clara: «me gusta y disfruto entrenando y compitiendo. Es lo que hace que todo sea más fácil».

De hecho, si algo llamó la atención de su actuación en Tokio fue la sonrisa que exhibía tanto antes como después de los combates. «Compito así siempre y no iba a ser diferente allí. Muy poca gente tiene opción de ir a unos Juegos, que son cada cuatro años. Y eso hay que disfrutarlo, hay que pasarlo bien. Y eso es lo que hice», asevera. 

Adriana Cerezo, hace unos años con Navezuelas de fondo. CEDIDA

La vida de un deportista de élite es un examen constante. Pocas semanas después no pasó de cuartos de final en el Europeo sub-21, pero hasta de ese revés ha intentado sacar una enseñanza y una motivación. «Todos entrenamos para ganar. Venía de las olimpiadas, con muchas emociones, y la cosa no salió como esperábamos. Es malo en el momento, porque has perdido y a nadie le gusta. Trabajas para mejorar. Si tuviese claro que iba a ser la mejor, ni hubiese ido a competir. Sigo siendo la chica de 18 años que tiene que ir por detrás, presionando, con ambición. No me tengo que conformar con lo que tengo ni ser el objetivo a batir. Al revés: tengo que batir yo a las demás», manifiesta.

Por último, lanza un mensaje: «esperamos que cada vez los deportes minoritarios vayan teniendo cada vez más repercusión. Habrá que sacar resultados y dar motivos para que se acuerden de nosotros».