Todas las temporadas, y en casi todas las categorías, hay un equipo que rompe moldes. Que se salta los pronósticos de verano. Que se permite soñar con alcanzar las mayores cotas de su historia. Es al que se conoce como equipo revelación. Y de eso sabe mucho el Trujillo, que ya lució ese sobrenombre en la campaña 2019-2020, en la que era un recién ascendido a Tercera y cerró la primera vuelta en cuarta posición por detrás de Cacereño, Villanovense y Coria, todos ellos ahora en Segunda RFEF. Cuando el covid puso el freno de mano al mundo en el mes de marzo el conjunto trujillano era séptimo.

Ahora, el Trujillo vuelve a lucir el sobrenombre de revelación, porque el Diocesano, el único que le aventaja, ya se confirmó como un aspirante a todo el curso pasado. El conjunto que entrena Maxi Ovejero ha cerrado la primera vuelta en segunda posición del grupo XIV de Tercera RFEF tras la victoria del pasado miércoles ante el Badajoz B (0-1) en el duelo que el covid impidió que se jugará el 19 de diciembre. Tiene 28 puntos, 8 menos que el Dioce y a un paso de lo que el técnico reitera que es su objetivo, la permanencia, que cifra en el entorno de los 32-33 puntos.

«Trabajo, humildad, vestuario, compañerismo y el grupo de futbolistas y personas». No hay más. Esos son los ingredientes del éxito del Trujillo, que empezó la temporada, por qué no decirlo, de pena, con un solo punto en las cuatro primeras jornadas que le hicieron tocar el fondo de la clasificación. 

Una acción del partido entre el Trujillo y el Diocesano, donde se impusieron 2-0 los trujillanos. PT

A partir de ahí se encendió la bombilla. Venció al Aceuchal con apuros («fue quizás el partido en el que menos claridad tuvimos para ganar», dice Ovejero) y, desde entonces, siete victorias más y tres empates. Invicto desde principios de octubre, imponiéndose incluso a rivales de la talla de Plasencia (1-3), Moralo (1-2) y Diocesano (2-0).

«No ha sido fácil», cuenta el técnico, que recuerda los problemas de efectivos en el mes de octubre, donde apenas podía contar con 13 o 14 jugadores. Por eso destaca la «honradez» de toda la plantilla, los que más juegan y los que menos lo hacen, que son los que se llevan el mayor número de elogios de Ovejero. «Siempre dan el callo y están tan contentos como si estuvieran jugando».

Pero los pies están en el suelo, remarca el preparador. Hay que conseguir la permanencia, lo que está muy cerca (a un par de victorias como mucho) y, a partir de ahí, soñar sin límites. «Mantener el equipo en Tercera ya es un éxito, pero cuando lo consigamos, si estamos entre los tres o cuatro primeros, vamos a pelear por ello, pero sin presión, sin volvernos locos». Y se refiere a nada de despilfarros, a nada de reforzarse ahora para conseguir eso. Si llega alguien, dice, será porque es necesario y con la premisa de que sea un joven con ganas de aprender. «Para mí los mejores fichajes van a ser los que menos minutos han tenido hasta ahora, son los que nos van a dar muchas alegrías».

«Cuando llegue el objetivo, hay que seguir compitiendo igual. Porque si podemos dejar al Trujillo lo más arriba posible, en una clasificación histórica, pelearemos por ello», avanza Maxi Ovejero, que ya piensa en el rival del domingo, el Extremadura B, toda una incógnita por los problemas institucionales que arrastra el club de Almendralejo.