La venta del paquete accionarial del Extremadura UD que ahora está en poder del actual presidente Manuel Franganillo está en proceso, pero la operación no se antoja nada sencilla. El grupo inversor sevillano interesado en la compra del cien por cien de las acciones, capitaneado por Francisco Javier Páez Ramírez y Daniel Moreno, mantiene abiertas múltiples negociaciones con diferentes actores sociales que forman parte de un enrevesado proceso que pasa por evitar, a toda cosa, que la justicia liquide la sociedad anónima deportiva antes de tiempo. 

El requisito clave para que la operación salga adelante es sufragar de manera inmediata el crédito masa, es decir, la deuda que se ha ido generando en pleno concurso de acreedores desde el pasado mes de febrero hasta hoy. Ese dinero puede ascender a algo más de 1,4 millones de euros entre sueldos de jugadores, técnicos, empleados y servicios de proveedores para el funcionamiento de la entidad. Recursos han entrado prácticamente cero y las subvenciones y ayudas de diversas instituciones se encuentran bloqueadas por no disponer de convenios firmados con Seguridad Social, otro de los principales acreedores. Así lo hizo saber también el alcalde de Almendralejo, José María Ramírez, que declaró que mantendrán las ayudas al Extremadura UD, pero siempre acorde a la legalidad. Y esto pasa por estar al corriente de pagos con Seguridad Social y Hacienda. La ayuda del pasado año, por ejemplo, no se pudo dar por este motivo. 

Pero la principal deuda del crédito masa es el dinero que el Extremadura debe a los jugadores que han ido acumulando nóminas impagadas con unos contratos que estaban muy por encima de la media de los jugadores de Primera RFEF. Quizá, el Extremadura tenía una de las plantillas más caras de los 40 equipos de esta tercera categoría del fútbol nacional. Y de ahí que el presidente haya soltado lastre antes de seguir generando una deuda que, de momento, le pertenece pagar a él si no vende el club antes de que sea liquidado. 

Páez y Moreno han mantenido reuniones de todo tipo con Junta de Extremadura, ayuntamiento, proveedores de servicios, algunos acreedores que ya figuran en el convenio que tiene que validad la jueza y con el sindicato AFE, que vela por el dinero que se les debe a los jugadores. Páez y Moreno han pretendido rebajar esa deuda con jugadores, pero la AFE se ha puesto dura y los futbolistas tampoco están por la labor de perdonar nada, máxime después de haber soportado tantas promesas incumplidas por parte del presidente y la entidad azulgrana. Ante esta situación, el grupo inversor tendrá que elevar su oferta y trata de convencer al resto de acreedores para llegar a una propuesta final que convenza también al administrador concursal y, sobre todo, a la jueza de lo mercantil número 1 de Badajoz que mantiene con viva la institución gracias a las cautelares. Lo que necesita el Extremadura es dinero fresco. Y de manera urgente. Ya no valen falsas expectativas ni promesas de pago a futuro. Desde el vestuario actual, también piensan lo mismo: “necesitamos que el dinero esté ya para ir a jugar a Lezama”, ha dicho esta semana un integrante del plantel. Queda una semana para el siguiente partido y, aunque es cierto que ha habido importantes avances para la venta del Extremadura UD, la misma todavía no es una realidad. Y el tiempo, más que nunca, apremia.