«Me hace especial ilusión porque justamente vine a principios de 2020, cuando me clasifiqué para Tokio. Justo lo acabamos de comentar: está guay cómo ha evolucionado la cosa». Y tanto: el escalador Alberto Ginés ha vuelto a visitar el Ayuntamiento de Cáceres en una coyuntura especial, con una medalla de oro conseguida en los Juegos Olímpicos.

Con ese descaro juvenil ya tan característico en él, el deportista y su familia eran recibidos por el alcalde, Luis Salaya, que también se acordaba de aquel día. «No esperábamos ese oro ni tampoco esa repercusión Es un embajador de la ciudad incomparable, no solamente por sus éxitos deportivo, sino porque transmite unos valores y un saber estar que para un chico de 19 años es un pasada».

«Entonces comentábamos que nuestro objetivo era París. Esa clasificación para Tokio fue superinesperada en 2018. Solamente con ir a los Juegos nos conformábamos, pero pensé que ya que íbamos, intentaríamos llegar a la final y volver con un diploma. De hecho, cuando pasé a la final me puse a llorar como una magdalena, no tenía consuelo. Entre comillas, tenía más emoción que después con el oro, que fue un regalo», comentaba mientras exhibía la medalla tras sacarla de una riñonera. «La suelen tener mis padres en Cáceres y cuando me hacen falta me la suben en Barcelona», afirmó.

Con su familia y su amigo Lluc, durante la recepción con el alcalde. SILVIA SANCHEZ FERNANDEZ

Rodeado de su familia, sonriente, luciendo con los tan en boga pantalones rotos, Ginés transmitía esa alegría en su retorno fugaz a su ciudad. «Tenía un huequillo», decía gráficamente mientras exhibía su medalla y desvelaba el otro motivo por el que hacía un alto en su preparación este fin de semana:cumplir con su palabra de invitar a su amigo en Barcelona Lluc al restaurante Atrio.

«Cáceres es mi casa. Siempre que puedo vengo. Es donde está mi familia, mi gente y es donde vengo a estar tranquilo», comentaba el joven deportista, en plena preparación de la temporada con el objetivo de la Copa del Mundo de dificultad como principal reto. «Estoy en el momento más duro, ya casi en plena forma después de meses con mucha carga de entrenamiento. Me encuentro muy bien y a ver cómo se desarrolla el año». La otra meta es la de clasificarse para los Juegos de París 2024, donde sería el enemigo a batir. Quién lo diría.

También se ha propuesto algo que le hace especial ilusión: terminar el Bachillerato, «que es algo que tengo pendiente. Este año lo tengo que hacer, sí o sí. Es fundamental. Después lo de la universidad me lo tomaré con un poco más de calma».