Entrar en la página web de la Federación Internacional de Bandy (FIB) es como adentrarse en un inesperado mundo de la piruleta. Prácticamente todas las noticias e informaciones que recoge están rematadas en su enunciado por un llamativo signo de exclamación, lo mismo las normas anticovid ("FIB COVID GUIDELINES!") que el aplazamiento por la guerra de Ucrania de un torneo que se iba a celebrar en Rusia ("WORLD CHAMPIONSHIPS IN RUSSIA POSTPONED!"). Sí, pospuesto y no cancelado, habrá tiempo de llegar a eso.

Claro que si hay un titular en particular que llama la atención al visitante es el que anuncia el hallazgo de que Charles Darwin jugó a bandy. Un par de enlaces más allá, muestra como prueba una carta del naturalista inglés de 1853 en la que afirma que solía ser "muy aficionado a jugar a 'hocky' sobre hielo en patines".

Explica después el autor del artículo, el presidente de la federación estadounidense de bandy, que ese 'hocky' del que hablaba Darwin no puede ser hockey sobre hielo, dado que en su época solo se jugaba una modalidad con pelota en lugar de pastilla, a la que se le daban varios nombres. Hoy aún los tiene, de hecho en Rusia se le llama hockey ruso o hockey con pelota. Pero, asegura el investigador, no hay duda alguna: Darwin jugó a bandy.

Deporte híbrido

El bandy, escrito queda, es una especie de hockey sobre hielo, por cuanto se juega sobre esa superficie, con sticks patines, pero también guarda similitudes con el hockey sobre hierba (el objeto en disputa es una pelota y no una pastilla) y el fútbol (se juega sobre una extensión de terreno semejante, once contra once y en dos tiempos de 45 minutos).

Este deporte es menos que residual en España, donde no existe federación, ni licencias, ni siquiera práctica amateur conocida. Hace unos años, sin embargo, saltó a los medios por un partido que acabó 9-11... con los 20 goles marcados en propia meta. Los dos equipos preferían perder para tener un rival futuro más accesible y ni se molestaron en disimular sus antideportivas intenciones. El partido fue anulado y los dos entrenadores inhabilitados durante dos años y medio.

Fuera de nuestras fronteras, no obstante, el bandy es muy popular en otras esquinas del mundo, principalmente en Escandinavia y en Rusia. De hecho, solo ha habido cuatro campeones mundiales masculinos en la historia: URSS (14 títulos), Suecia (12), Rusia (12) y Finlandia (1).

Es, obviamente, un deporte que goza de más éxito en países con climas muy fríos y con tradición de deportes de huelo, aunque en los últimos años se ha expandido también a otros más sorprendentes, como IndiaColombia y hasta Somalia, único país africano con federación nacional de bandy.

Recepción de Putin

No está claro el origen de este deporte, al que se le conceden varios siglos de historia, más allá de que las primeras reglas escritas se redactaron en el siglo XIX en Inglaterra, sin que eso signifique mucho, dada la fiebre por regular los deportes que se desató en las Islas Británicas durante esa época. Los rusos se reivindican como inventores (y es muy posible que lo fueran) y de ahí que popularmente se refieran al bandy como hockey ruso.

La importancia actual de este deporte en Rusia se refleja en la recepción por parte de Vladímir Putin de los campeones del mundo de 2016, tras su cuarto título consecutivo. La conversación entre el dictador y el presidente de la federación rusa de bandy, Boris Skrynnik, permanece todavía transcrita en el portal oficial del Kremlin. Este es solo un extracto:

  • Skrynnik: Señor presidente, quiero aprovechar esta oportunidad para hacerle obsequio de una medalla (de oro).
  • Putin: No he hecho nada para merecerla.
  • Skrynnik(mientras se la entrega) Sin su apoyo...
  • Putin: Muchas gracias.
  • Y se deduce que Putin se quedó con la medalla.

Vladimir Putin durante la recepción a la selección rusa de bandy, campeona del mundo en 2016. Boris Skrynnik es el segundo por la derecha.

Hoy, la conversación entre Putin y Skrynnik, condecorado en múltiples ocasiones por la Federación Rusa seguramente no sería tan amistosa como en aquella ocasión, hace seis años. Porque resulta que Skrynnik, además de ser el presidente de la federación rusa desde 2009, ejerce también como máximo mandatario de la internacional desde el año 2006.

Es esta una duplicidad que no genera excesivos inconvenientes en un deporte tan minoritario como este, en el que la gestión está ejercida mayoritariamente por directivos altruistas. Pero la guerra de Ucrania le colocó, como presidente de la FIB, en una encrucijada.

La de bandy no es una federación olímpica, aunque reivindica serlo, tras una breve experiencia como deporte de exhibición en los Juegos de Invierno de Oslo 1952. Pero sí es un organismo reconocido por el Comité Olímpico Internacional (COI) y, como tal, sujeto a sus normas y recomendaciones.

Por ello, el bandy se vio interpelado por las recomendaciones del COI de expulsar a Rusia de todas las competiciones y a no celebrar en el país invasor ningún evento de carácter internacional.

El gran dilema

Ese último aspecto era capital, dado que a finales de este mismo mes se debía celebrar en Syktyvkar el Mundial masculino... de 2020. Sí, una cita prevista para hace dos años que la pandemia había pospuesto en dos ocasiones, primero al comienzo del confinamiento masivo y después el año pasado, ante la negativa de países escandinavos a acudir por razones sanitarias.

La selección rusa de bandy celebra su victoria en el Mundial sub-19 del año 2020.

Skrynnik, en fin, se encontró ante una disyuntiva difícil: atender las recomendaciones el COI y llevarse el Mundial a otro país, expulsando de él a su propio país; o defender los intereses de la federación nacional que preside y el del dictatorial presidente que le ha condecorado varias veces y que le recibió en el Kremlin.

Y Skrynnik, junto al resto de la directiva de la FIB, optó por un término medio. El Mundial masculino del año 2020 no se celebrará este mes en Syktyvkar, como estaba previsto, pero solo se habla de aplazamiento. En cambio, se mantiene el correspondiente a 2022 (puesto que no hay comunicación contraria), que se organizará en la también rusa ciudad de Irkutsk en octubre.

El Periódico de España  se ha puesto en contacto con la Federación Internacional de Bandy para conocer por qué la cita simplemente se ha aplazado en lugar de cancelarse trasladarse a otro país, impidiendo además la participación de Rusia, que es la política llevada a cabo por todas las federaciones deportivas del mundo. Ninguno de los tres correos electrónicos enviados ha sido respondido en el momento de publicar este reportaje.

Ellos, no; ellas, sí

La decisión con respecto al Mundial femenino, sin embargo, ha sido distinta. Se disputará en Suecia a partir del 22 de marzo, como estaba previsto, aunque sin la participación de la selección rusa, esta vez sí, vetada como en la mayoría de competiciones internacionales deportivas del mundo. En mujeres, Suecia y Rusia han jugado la final de las diez ediciones ha disputado, con nueve títulos para las escandinavas.

Suecia también acogerá, como estaba previsto, los mundiales sub-17 femenino y sub-19 masculino. Tanto en este último torneo como en el absoluto femenino deberían contar con la participación de los respectivos combinados de Ucrania. La FIB no ha informado todavía sobre si los ucranianos podrán acudir o no.