La pívot Nicole Murugarren Clavier (Vitoria, 12-12-1996) cuenta desde dentro cómo está viviendo la plantilla del Hierros Díaz Miralvalle Extremadura el descenso a la Liga Femenina 2, consumado el pasado sábado con una apurada derrota frente al Ardoi (55-59). A un balance obligatoriamente negativo le intenta sacar matices positivos.  

¿Cuál es el sentir del vestuario? 

Era una situación complicada para el equipo porque que de repente se nos fueron varias jugadoras importantes, pero el entrenador nos transmitió antes del partido ante el Ardoi que era nuestro momento, que las seniors diésemos un paso adelante y que las juniors lo tomasen como un máster avanzado para coger experiencia.  

¿Cuál ha sido la clave para descender y ganar solamente un partido de los últimos 25? 

La categoría es dura, pero hemos demostrado que podíamos dar la cara ante equipos con jugadoras de nivel reconocido. Ha habido veces que no hemos sabido gestionar determinadas situaciones y en vez de pensar como equipo lo hemos hecho de manera demasiado individual. Y una sola jugadora no puede ganar partidos, nunca, en ningún deporte. Hay que ganar todas juntas. Hemos perdido muchos encuentros por eso por pequeños detalles que habíamos trabajado y que a la hora de la verdad no se han ejecutado como se habían planteado.

¿Usted cómo se ha visto? 

Soy autocrítica, sobre todo al principio, cuando me costó un poco a nivel de confianza. Tenía dos extranjeras por delante en mi puesto y pensé que eran ellas las que tenían que meter puntos. Yo me ponía el mono del trabajo sucio, a dar intensidad y trabajar para ellas. Luego me di cuenta de que eso no podía ser así y que tenía que dar un paso hacia adelante. Apartir de noviembre aporté más en ataque y seguí siendo sólida en defensa. La mala suerte ha sido lesionarme cuando estaba mejor con una fractura por estrés que me ocasionó un edema óseo.

¿Ha sido muy duro vivir los últimos partidos en el banquillo? 

Sí. Me considero una jugadora que siempre da todo, con cualquier persona, y más en un equipo. En la pista se me nota que comunico mucho a las compañeras y al cuerpo técnico. No haberlo podido hacer estas últimas semanas ha sido complicado.

Se llegó a asegurar que no volvería a jugar esta temporada, pero ya ha regresado a los entrenamientos y podría estar el sábado ante el Zamora. ¿Cierto? 

Me dieron unos plazos de recuperación y los he llevado, pero he hecho un trabajo de más para recuperarme antes. En la última visita con el médico me dieron el alta porque todo estaba bien. No soy una de esas jugadoras que puedan pensar que la temporada ya está acabada. Estoy encantada de poder estar con mis compañeras. Me dedico al baloncesto y hay que estar en cualquier situación.  

Ha jugado en Estados Unidos, Holanda, Portugal, en la cantera del Estudiantes... Cuando dentro de unos años vea las fotos de su año en Plasencia, ¿qué sentirá? 

Va a ser un recuerdo bonito. El grupo de nacionales es muy bueno y ya había compartido equipo con Ije Uchendu. Ha sido un año de aprendizaje y he disfrutado, aunque ha habido momentos duros en los que costaba salir hacia adelante. Me enseñaron mis padres que de todo lo malo hay que sacar cosas buenas.

Es joven aún, pero ¿en qué piensa para después del baloncesto? 

Estudié Educación Infantil con una especialización en Sociología porque me encantan los niños. Y en Estados Unidos me vi capaz de hacer un máster en gestión deportiva, que es con lo que estoy ahora.